El tiempo parecía detenerse mientras sus labios se encontraban, una delicada fusión de pasión y templanza. Su brazo rodeaba su cintura, acercándola más a él, mientras sus manos instintivamente encontraban su lugar sobre sus amplios hombros.
Sus cálidos labios se abrían lentamente para capturar los suyos, su otra mano subiendo para asentarse en el lado de su cuello, su pulgar acariciaba su mejilla, sus dedos encontraban su camino hasta su cabello por debajo del pañuelo que cubría su cabeza mientras su aliento intoxicado se mezclaba con el suyo, dulce e inocente.
Un gruñido satisfecho salió de su garganta, como si su alma hubiera anhelado este contacto todo el tiempo.