"Oriana despertó después de la medianoche, sintiéndose un poco demasiado calurosa para su comodidad, y apartó la fuente de calor instintivamente pensando que era una manta pesada y gruesa, sólo para encontrarse incapaz de mover los brazos.
—¿Estoy soñando...? —se preguntó, parpadeando lentamente para alejar la somnolencia de sus ojos borrosos.
Dormía de lado con un par de brazos musculosos rodeándola, uno actuando como su almohada mientras que el otro estaba en su cintura. Su cabeza estaba anidada contra un pecho firme y cálido que subía y bajaba con la respiración rítmica, con su propio brazo rodeando a la figura que la sostenía. Su mano acariciaba suavemente ese cuerpo masculino.
Cuerpo masculino…
Un hombre…
—... ¿Estoy en los brazos de un hombre?!
Oriana casi se sacudió verticalmente, asustada con los recuerdos de la noche anterior volviendo a su mente.
—No me digas que