"Esa tarde, después de que Oriana tomara su comida, buscó a un cierto caballero dentro del Palacio de Cardo.
—Sir Rafal, ¿podría hablar un momento?
Hizo una reverencia al gran hombre sentado solo dentro del terreno de entrenamiento cubierto, en pleno proceso de pulir su espada ancha. Parecía que el vicecapitán de la Orden del Cardo acababa de castigar a varios caballeros indisciplinados en un enfrentamiento de espadas de una hora.
Rafal miró al joven de apariencia inocente con una ceja levantada. La existencia de este chico bonito era una espina en su corazón.
«La mascota del Príncipe Heredero», era el apodo secreto que la gente usaba para referirse a Oriana. Todos en el Palacio de Cardo sabían que ella duerme dentro de la cámara de Arlan cada noche, pero nadie se atrevía a mencionarlo. No solo había captado el interés de su príncipe, los favores que ella recibía eran suficientes para alimentar chismes que podrían dañar potencialmente la reputación del Príncipe Heredero.