"Arlan salió de la cama y alisó su desaliñado cabello.
—Puedes irte —dijo en un tono cortante.
—¿Mi Señor?.
Viendo esos hermosos ojos dilatarse en miedo, su pequeño asistente obviamente malinterpretó sus intenciones.
—Como yo te hice dormir en el frío y duro suelo —Arlan comenzó con énfasis—, como tu amo, te estoy premiando con un merecido descanso. No tienes que atenderme esta mañana. Ve a descansar o a hacer lo que haces en tu tiempo libre.
Oriana parpadeó un par de veces, preguntándose si sus oídos lo habían escuchado bien. ¿Acaso este mocoso señor se preocupaba por ella?.
«¿Es el efecto de la pesadilla? Quizás su cerebro no está funcionando bien.»
Al ver que ella no respondía, aquel par de ojos azules volvió a posarse en su absorta figura. —¿Junto con tus piernas, se te durmió el cerebro por dormir en el suelo?
—Ah, no. Entendí.