"Oriana lamió suavemente sus labios secos, recordando que debía bajar a tomar algo de beber. Intentó retirar su mano, pero incluso en su sueño profundo, la agarró como si su vida dependiera de ello.
Suspiró y estaba pensando qué hacer, cuando
—¡¿Qué diablos?!
Arlan se giró hacia un lado, arrastrando su cuerpo consigo. Ella terminó equilibrándose sobre él, su otro brazo libre apoyando su cuerpo que se cernía sobre el suyo.
Estuvo tentada de despertarlo con un golpe en la cara. —¡Te acababa de tener lástima y ahora te estás aprovechando de mi generosidad, mocoso!
Recordando que Arlan era su llave para entrar al palacio, Oriana tragó las maldiciones que estaban a punto de salir de su boca. Prensó sus labios formando una línea delgada e iba a retirar su mano cuando oyó que él murmuraba.
—No... me... dejes... —murmuró.