—Ya le dije a la señorita Swift que hoy estoy de vacaciones y no voy a discutir sobre trabajo —dijo impaciente Caleb Mamet—. Además, una compañía de entretenimiento recién establecida aún no es digna de discutir una cooperación conmigo.
Con estas palabras, sir Swift tragó lo que estaba a punto de decir. Caleb tenía razón. La compañía de entretenimiento recién establecida de los Swift difícilmente podría considerarse una empresa; solo era un pequeño estudio con unos pocos artistas bajo contrato. La Corporación Mamet, por otro lado, tenía una reputación sonora y prestigiosa en la industria del entretenimiento y era una de las compañías de entretenimiento nacionales más grandes, con una fuerte influencia en la industria.
Muchas personas lucharían por cooperar con la Corporación Mamet, y a Caleb Mamet ni siquiera le importaba, y menos un estudio recién establecido.
