—¿Entonces la voz que acaba de escuchar eran los pensamientos internos de Caleb?
Xaviera sonrió pícaramente, acercándose, tratando de escuchar qué más estaba pensando Caleb.
Pero...
—Ya me he controlado, pero aún así ella se desmayó.
La expresión de Xaviera se congeló de repente.
—Todavía necesito más ejercicio.
Xaviera: «…»
—Pero ella huele tan bien, su cuerpo es tan suave, es tan cómodo tocarla, incluso la forma en que come es tan hermosa.
Xaviera: «…». ¿Entonces Caleb, quien siempre ha sido un caballero y evita a las mujeres, en realidad tiene estos pensamientos insalubres?
Antes, Caleb había fingido estar por encima de todo, incluso la rechazó cuando ella se ofreció voluntariamente a él. ¿Entonces todo era un acto, verdad? En el fondo, él también lo anhelaba, ¿verdad?
Xaviera mantuvo la calma y aclaró su garganta:
—¿Cómo es que solo hay un sándwich? Ya me lo comí, ¿qué vas a comer tú?