Xaviera frunció los labios, su corazón se llenó de emoción. Caleb era el tipo de persona que le gustaba dar en silencio, como un arroyo suave que calentaba su corazón.
Se acercó, le dio una palmadita a Caleb en la espalda y luego giró la cabeza para dar instrucciones —Mayordomo, los platos de hoy están demasiado fuertes en sabor. Cambiemos a algo más suave.
La boca de Caleb se curvó ligeramente, sus ojos llenos de risa mientras la miraba tiernamente.
Xaviera quedó atrapada en la profunda mirada de sus ojos, su corazón latía con violencia, sus mejillas se tornaban rojas involuntariamente.
Después de la comida, Xaviera dijo emocionada —¡Caleb, vamos a empacar y a ir a la exposición de pintura rápidamente! ¡Quizás el Señor Elijah Flack aparezca hoy! ¡No quiero perder esta oportunidad!
La expresión de Caleb era sutil —¿Tienes tantas ganas de verlo?