—¡Fuiste tú! ¡Nos envenenaste! —gritaba Jenny Green con los ojos llenos de furia al oír a Xaviera Evans mencionar el veneno.
La última vez, Jenny Green encerró a Xaviera en el sótano, solo para que ella y Yvette Flack terminaran misteriosamente envenenadas. Sabía que Xaviera lo había hecho, pero no había evidencia, y ni siquiera la Asociación Médica pudo descubrir alguna pista.
¡Esa perra!
—Sra. Mamet, ¿no le intriga cómo fui capaz de envenenarla sin dejar rastro? Pronto descubrirá lo tonto que es cruzarse conmigo —dijo Xaviera con una sonrisa siniestra.
—El veneno de la última vez no tenía la intención de matarla, solo era una pequeña advertencia. Pero esta vez... —Los labios de Xaviera se curvaron en una sonrisa profundamente significativa.
Jenny Green sintió un escalofrío súbito en su corazón, y al siguiente segundo, Xaviera dijo con despreocupación: