Al no recibir respuesta de Caleb, ella rápidamente cambió de tema:
—¡He encontrado unas aguas termales cubiertas al lado del Patio Xaviera! Está lloviendo ahora, así que no podemos salir. ¿Por qué no vamos juntos a las aguas termales cubiertas?
Los ojos de Caleb se incendiaron de deseo mientras preguntaba en silencio después de unos segundos:
—¿Estás segura de que quieres ir conmigo?
Xaviera no dudó en absoluto:
—¡Juntos!
Caleb bajó la mirada para ocultar el deseo que brotó de su expresión.
...
Veinte minutos después, Xaviera llegó a las aguas termales cubiertas vistiendo una bata de baño. El suelo estaba caliente, y la habitación estaba llena de un ligero aroma, haciéndola sentir muy cómoda.
La respiración caliente de Caleb se acercó, rociando en su oído, haciéndola estremecerse por completo.
—Sra. Mamet, ¿por qué no entra?