En el momento en que las luces se apagaron, Caleb Mamet respiró aliviado y se sentó tranquilamente en el sofá.
El entorno estaba en silencio, y él estaba esperando a Xaviera Evans.
Pero después de mucho tiempo, no escuchó los pasos de Evans.
Caleb bajó la mirada, una sensación de pérdida emergiendo de la oscuridad.
Las palabras de Evans todavía resonaban en sus oídos; para ella, su matrimonio era solo un acuerdo, actuando como pareja frente a los demás, pero como extraños cuando estaban solos.
—¡Ah!
Caleb rió entre dientes, dándose cuenta de que había estado demasiado sentimental. Estaba a punto de llamar a Steve Price para restaurar las luces cuando escuchó pasos...
—Caleb, ¿estás ahí?
El corazón de Caleb dio un vuelco y su teléfono se le escapó al suelo.
Todo estaba completamente negro ante sus ojos, pero aún miraba hacia la fuente de la voz de Evans.
Los pasos de Evans estaban algo desordenados, su voz temblaba ligeramente, —No te muevas, voy.