Caleb Mamet levantó lentamente los ojos y no pudo evitar reír. Finalmente entendió por qué Xaviera al principio no quería decírselo: porque sospechaba que la persona que los había hipnotizado era su abuelo.
Pero Xaviera no sabía que este asunto podría estar relacionado con él.
Caleb rio entre dientes, —¿Xaviera quiere recuperar su memoria?
Xaviera sacó una pequeña caja de su bolsa, y dentro estaba la campanilla de viento. Bajó la mirada para examinarla cuidadosamente. Aunque la artesanía era un poco tosca, mostraba la meticulosidad del creador. Desde que tuvo ese sueño, parecía que realmente valoraba esta campanilla de viento y la llevaba consigo a todas partes.
—¿Llevas la campanilla de viento contigo cuando sales? —preguntó Caleb.
Después de mucho tiempo, Xaviera finalmente habló con cautela, —Caleb, tampoco quiero olvidarte. ¡Pero realmente no sé quién nos hipnotizó!
—Mmm, te creo. —Los ojos de Caleb estaban llenos de indulgencia—. Ya llegamos, vamos a casa.
