Los labios de Ashton Heath se curvaron ligeramente hacia arriba, como si estuviera de buen humor. Bajó la cabeza y volvió a mirar las figurillas de Mickey Mouse y Pato Donald, encontrándolas cada vez más agradables a la vista —Cualquier cosa que me des, me gustará.
Había recibido incontables regalos costosos.
Y no tenía escasez de ellos.
Los ojos del hombre estaban llenos de ternura mientras la miraba. Cuando le dijo esto, el corazón de Joanna Lawrence no pudo evitar latir más rápido.
¿Era solo su corazón el que palpitaba todos los días por su esposo?
Tal vez ella era demasiado débil de voluntad.
Cada día él la molestaba, y con solo una provocación casual de él, su corazón se aceleraba y su cara se tornaba caliente y roja.
Sin embargo, no era así con los demás. Solo frente a Ashton Heath tenía este tipo de reacción.
Pensó que no había nada malo en estar enamorada de su propio marido.
Después de todo, su esposo... era simplemente demasiado encantador.
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