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Ella suponía que él no debía haber comido.
Vino directo aquí después del trabajo.
Ella sabía lo exigente que era este hombre.
Aunque hubiera comida en el avión, y aunque hubiera podido tener una buena comida de primera clase, no la comería.
Tenía altas exigencias para los ingredientes.
Si no eran los ingredientes más frescos, ni siquiera les daría un segundo vistazo.
Ashton Heath ya no tenía razón para estar enfadado.
La dulce y suave voz de la chica era delicada, sus labios blandos y húmedos por el beso recién otorgado, llevando una dulzura como de caramelo.
Su corazón se derretía con aquel beso.
Una parte de él se ablandaba por completo.
Especialmente desde que ella acababa de llamarlo marido.
Aunque no fue directamente, ese delicado y suave "marido" podía hacerlo rendirse al instante.
—Cariño, acabas de llamarme marido —Ashton Heath pasó su brazo por la chica a su lado.
Bajó su cabeza para enterrarla en su cabello, tomó una respiración profunda y susurró:
