—En el momento en que ella guardó silencio —Ashton Heath comenzó a sospechar—. Entrecerró los ojos, bajó la cabeza, sus ojos llenos de curiosidad mientras miraba a la mujer dulcemente acurrucada en sus brazos.— ¿Estás segura de que no hay nada?
—Sí, absolutamente nada.
—No quería contarle ni siquiera esta pequeña cosa.
—Después de todo, estaba casi resuelto.
—No quería decirlo, para no hacerle preocuparse por ella.
—Ashton Heath la miró pensativo durante un rato antes de decidir no indagar más. —Asintió en respuesta—. Bueno, si ese es el caso. Si alguien te molesta o te preocupa, sólo házmelo saber.
—Haré que paguen.
—El aire acondicionado en la sala de descanso estaba funcionando a toda potencia.
—Joanna Lawrence se acurrucaba en el abrazo de Ashton Heath, charlando con él intermitentemente. Quizá era la comodidad debido al aire acondicionado o a su pecho contra el que se apoyaba, pero sentía que los párpados se le cerraban mientras hablaba.