—Cariño, no confío en dejarte sola —Ashton Heath suspiró suavemente, atrayéndola a su abrazo, su mano acariciando suavemente su cabeza, sus palabras llenas de una preocupación indisimulada—. Por favor, no pienses que tu esposo es un pesado, pero esta será la primera vez después de nuestro matrimonio que estarás lejos de casa, y lejos de mí durante varios meses. No confío en dejarte sola.
—Temo que sin mí a tu lado, no te cuidarás bien.
—También tengo miedo de que cuando no esté a tu lado, puedas ser maltratada o acosada por otros...
—Simplemente tengo demasiado de lo que preocuparme.
—Así que, quiero que me prometas. Si alguien se atreve a acosarte o a tratarte injustamente, no debes soportarlo sola en tu corazón.
—Además, si algo sucede, no lo escondas de mí. Quiero que me prometas; no puedes ocultarme nada.
Joanna Lawrence yacía en su pecho, escuchando sus latidos del corazón, uno tras otro, firmes y fuertes, vibrando a través de su cavidad torácica.
—Él seguía quejándose.