"La gran mano vagando sobre su cuerpo se detuvo.
Unos segundos después, su voz, cargada de contención y tolerancia, volvió a sonar. —¿Tu cuerpo aún se siente incómodo?
En realidad, ya no era tan incómodo.
Sólo se sintió terrible por medio día.
Ahora estaba mucho mejor.
Sin embargo, Joanna Lawrence temía que Ashton Heath continuara molestándola, por lo que lo miró con cara de lástima y asintió. —Sí, estoy incómoda —dijo ella—. ¿Entonces, podría él, por favor, perdonarla?
Realmente no quería ser incapaz de salir de la cama mañana.
Otro momento de silencio.
Joanna escuchó las respiraciones profundas del hombre detrás de ella.
Parecía estar haciendo todo lo posible para contener algo, su respiración era pesada, y cuando exhalaba, aliento ardiente caliente se esparcía por el lado de su cuello.
