"El olor que emana de Joanna Lawrence actúa como un bálsamo calmante, capaz de tranquilizarlo más eficazmente que cualquier medicina que ha tomado nunca.
El dulce fragancia de fruta y suave olor de flores flotando en sus fosas nasales; en este momento, todo su ser está en un estado de relajación tal. Con sus ojos cerrados por un momento, se adentra en el sueño.
*
Esa noche, con Joanna a su lado —Ashton Heath es asediado por la misma pesadilla de nuevo—. En sus sueños, vuelve al día que fue secuestrado.
Atado de manos y pies en un sótano húmedo y en ruinas, un trozo de tela sucia metido en su boca fibrosa, su delicado rostro cubierto de suciedad hasta el punto de que sus rasgos naturales eran indistinguibles.