—Yo... —Antes de que Joanna pudiera decir algo, su tono se hizo más frío y dijo:
— Eres la esposa del Presidente Ashton del Grupo Heath, por supuesto que tienes ese poder. ¿Qué sentido tiene mantener empleados que desconocen este hecho?
Los ojos de Joanna se iluminaron:
— Entonces, ¿estás de acuerdo?
—Joanna, tú eres mi mujer, la mujer de Ashton Heath. Si alguien se atreve a perjudicarte, sólo dímelo. No importa quiénes sean, yo te defenderé. —Recuerda, una vez que te cases conmigo, puedes hacer lo que quieras. Te respaldaré en todo.
Por el teléfono, la profunda y arrogante voz del hombre entró suavemente en su oreja:
— Joanna, una vez que te cases conmigo, puedes hacer lo que quieras. Te respaldaré en todo.