—Sí, Papá, realmente necesitas cuidar bien de tu cuerpo. De lo contrario, mamá y yo nos preocuparemos por ti.
Benjamin Lawrence miró a la madre y a la hija con preocupación en sus caras, luego dirigió la mirada a Joanna, quien tenía una expresión fría y ninguna señal de preocupación en sus ojos. Se rió entre dientes—. Afortunadamente, las tengo a ustedes dos a mi lado. ¿Quién más se preocuparía por mí? Parece que he criado a una loba desagradecida. Si hubiera sabido que nunca apreciaría mis esfuerzos, debería haberla entregado antes.
—Incluso un perro sabe devolver la bondad de su amo, ¡pero esta hija que he consentido desde la infancia es incluso menos sensata que un animal!
Annie intentó mediar—. Papá, no te enfades. Joanna sí se preocupa por ti, simplemente no es buena expresando sus sentimientos. Mira, ha venido a casa a verte.
Annie había provocado deliberadamente a Joanna cuando vio a Benjamin justo ahora.
Todo para hacer que Joanna perdiera los estribos.
