Oscuridad… Fría y eterna oscuridad yacía frente a mis propios ojos, nada más que el manto de una sombra interminable, una extensión de un color oscuro infinito, dónde mirara no había más que este manto inusual a la vista que ni siquiera podía confirmar debido a que no había una mota de luz que pudiera verificarme si al menos estaba viendo a otra dirección o no ya que ni siquiera sentía mi cuerpo.
No, no sentía nada de nada, era como si flotara en un limbo interminable, pero no sentía miedo ni angustia, sentía algo como alivio y una sensación extraña en mi ser, como un tipo de vació en el estómago, pero más importante.
¿Qué hago aquí?
Estaba tan inmerso en esta paz inigualable y desconocida para mí, que recién me fijo en que estoy en un lugar desconocido, más que desconocido imposible, ya que aunque estuviera en algún lugar del vasto universo al menos una estrella o mota de luz debería atravesar este vacío oscuro he infinito frente a mí, así que con esos pensamientos en mi ser me dispuse a tratar de recordar cómo y porque he llegado aquí y entonces…
Lo recordé.
(x) (x) (x)
Para empezar mi nombre es… ¿qué importa? No es como si mi existencia tuviera alguna relevancia en el mundo o incluso mi propia vida, ya que personalmente siempre fui un personaje de fondo, un NPC… y aun así no basta porque hasta los NPC tienen un trato más digno de lo que se me ha dado a mí.
Para resumir, yo era un adolescente promedio, o bueno, un chico entrando a la adolescencia y mi vida en una palabra: una mierda. Si, esa es la mejor descripción.
Para entrar más a fondo de esta descripción propia de un chico depresivo, yo siempre fui el segundo plato, a quien utilizaban y desechaban e incluso, por si no fuera poco, el saco de boxeo de la mierda de familia que me tocó.
Y con saco de boxeo no me refiero a que solo me trataban mal o me golpeaban a veces… No… Más bien era.
—¡Idiota! ¡Tu primo lo hizo al primer intento! —exclamó mi tío a quien le fue dada mí custodia cuando mi padre falleció en la mina. —¡¿Sabes cuánto hemos gastado en ti?!
Y ahí va de nuevo con esa puta frase, ¿Cuánto han gastado en mí? Cuánta energía han gastado en golpearme sería una mejor pregunta. Y aun así solo me limité a recibir mi "paliza diaria" en silencio, porque debido a mi edad debía aferrarme a tener un techo donde resguardarme, porque literalmente es lo único que tenía.
Mi tía solo observaba extasiada y con una sonrisa en su horrible rostro de trol, mientras que mi primo solo veía neutral mi situación en un rincón de la sala, todo mientras mi tío me golpeaba sin cesar con insultos seguidos de los estruendos de un bate que iba estrellando y golpeando mi cuerpo y mi adolorida columna vertebral.
Una vez paró la sesión mi tío lanzó el bate ya ensangrentado mientras el hijo de perra jadeaba sin parar.
—Ve a tu habitación y reflexiona lo que te dije. —dijo mientras se acomodaba su esmoquin para luego peinar su horrible y tieso cabello castaño y entonces replicó. —Ah, y hoy te quedas sin cenar.
Mientras usaba mis últimas fuerzas para levantarme mantuve mi cabeza agachada mientras mi mente era un desastre mediante pensamientos intrusivos contrastada con un sentimiento de vacío y apatía respondí sin ganas y con una voz apagada impropia de alguien de mi edad.
—Si señor…
Y así sin más mientras me sostenía las costillas y cojeando me traté de dirigir a mi "cuarto" a tratar de descansar aunque sea un poco tratando de dormir en un intento desesperado de olvidar todo este dolor tanto físico como emocional que me inundaba y provocaba un impulso insoportable de huir a los brazos de la silenciosa muerte mediante la tentación casi insostenible del suicidio.
—Ven te ayudo.
En cuanto escuché esa voz sentí como mi brazo libre era levantado para posteriormente ser posicionado encima del hombro de mi primo y origen de aquella voz y así ofrecerse de soporte para que pudiera caminar más fácilmente.
—Ja, agradece que mi hijo sea bastante amable para ayudar a alguien tan insignificante.
Y ahí estaba la voz presumida de esta gorda inútil que solo vivía como una mantenida infiel gracias al dinero de mi tío… Ja, que estoy diciendo, si todos los presentes aquí se aprovechaban de MI dinero.
Si alguien se pregunta porque me estoy adjudicando los insumos de esta patética y podrida familia si claramente no trabajo y apenas estudio decentemente, bueno es simple, porque mi tío básicamente trabaja el mínimo mientras el resto del día lo usa para emborracharse o gastar en prostitutas con la mentira de estar trabajando cuando claramente todas las ganancias claramente son por mí, o más bien, son porque tiene mi custodia desde la muerte de mi padre y ese es el principal factor de todo: la muerte de mi padre.
¿Recuerdan que mencioné que mi progenitor trabajaba en la mina? Bueno, cuando una persona fallece en el trabajo se paga una indemnización monetaria a los familiares del trabajador equivalente al doble del salario mínimo y años trabajados en la empresa, y como mi padre había estado casi toda su vida allí la suma era inmensa por lo que se acordó que se pagaría cierta cantidad (y una bastante considerable) cada 3 meses.
Pero lo más importante, ¿por qué mis tíos reciben el dinero y no yo o mi madre? La respuesta es más simple aún, resulta que mis amables tíos me contaron que mi señora madre quien estaba sumamente enamorada de mi padre se suicidó a la semana, pero a la semana en que me alejaron de ella porque estos desgraciados se encargaron de quitarme de su cuidado debido a una demanda ya que por los problemas de alcoholismo que tuvo por el shock y el duelo hacia la muerte del hombre de su vida y entonces cuando se dieron las pruebas y todo lo necesario mis tíos recibieron mi custodia y total control sobre el dinero que me pertenece por derecho y como tutores solo debían "guardarlo" o "usarlo a mi favor" pero en cambio lo gastaban como si devorarán unos chocolates y para más cagarla, mi madre no soportó el dolor de perderme también así que una noche fría de julio decidió ponerle fin a su vida.
—Bien, ya llegamos.
En cuanto mi primo dijo eso mi mente volvió a su realidad, pero más que por las palabras repentinas, fueron por el golpe que sentí al caer sobre un colchón viejo y con los resortes a la vista debajo de la tela desgastada y rasgada.
¿Qué? ¿En serio pensaron que mi primo era alguien decente? Pues no, quien crece en mierda, mierda se vuelve.
—Hijo de puta… —musité entre dientes, y entonces recibí una patada en mis costillas. —¡Ack! —Me retorcí de dolor sobre los resortes mientras mis lágrimas amenazaban con salir en un indicador de calor en mis ojos, pero aun así no saldrían, no porque me aguantara, sino porque se me era imposible llorar a estas alturas y en cambio solo me sentía vacío o…
—No me hables así, insecto. —respondió en un tono arrogante y autoritario. —Insultas a mi santa madre cuando te estamos dando todo lo que necesitas y te entregamos lo que mereces, eres un perro mal agradecido. —regañó. —Parece que necesitas un corrector más intensivo. —en eso escuché el sonido de su cinturón deslizándose sobre su pantalón mezclados con los fuertes y rápidos latidos de mi corazón como si las suelas de un caballo golpearan la pista de carreras al galopar. —¡Recibe tu castigo, animal!
En cambio me inunda la ira, una ira intensa llena de un sentimiento insaciable de odio, odio en el cual todos los pensamientos intrusivos de suicidio eran sofocados por un deseo de venganza. Por lo que en un último intento decidí defenderme agarrando el cinturón de mi primo audazmente y mientras él se mostraba sorprendido y anonadado por esto aproveché para patearlo en el estómago alejándolo de mi mientras envolvía su cinturón en mi antebrazo.
Sorprendentemente, no sentía nada de dolor, como si mis huesos no estuvieran destrozados ahora mismo y todo gracias a la adrenalina que corría por mis venas velozmente.
Y entonces mientras mi primo intentaba levantarse del suelo intentando recuperar el aliento, yo corrí velozmente hacia el logrando encajarle un par de golpes en el rostro seguido de un gancho alto en la quijada provocando un desbalance en él, por lo cual usé ese momento en que la inercia hacía su trabajo en el cuerpo de mi primo para posicionarme detrás de él ágilmente mientras desenvolvía su cinturón de mi antebrazo y lo rodeaba en su cuello rápidamente y antes de que el pudiera responder a su instinto de supervivencia apliqué fuerza en ambos extremos de la correa los cuales estaban enrollados en mis manos para aplicar resistencia en el agarre y tal acción procedió a restringir el acceso de oxígeno a mi primo en aquel acto de estrangulamiento en el cual él mismo intentaba quitarme de encima suyo mientras yo solo lo mantenía firme contra mi cuerpo para que no escapara.
—¡Hijo de puta! ¡Tú y tus estúpidos padres se pueden pudrir en el infierno! ¡Siempre me tratan como alguien insignificante o peor que eso mientras se aprovechan del dinero que la mina les entrega y todo gracias a que me alejaron de mi madre! ¡Todos ustedes son una mierda y por lo que a mí respecta se pueden mo…
En ese momento ni acabé la oración porque un fuerte golpe se coló en mi rostro alejándome del cuerpo casi inerte de mi primo quien solo tosía débilmente en un desesperado esfuerzo para recobrar el oxígeno del cual fue privado, y al dirigir mi vista hacia él nuevamente vi a su madre abrazándolo preocupada mientras mi tío golpeaba el bate contra su palma lentamente.
—¿En serio? Te alejamos de tu irresponsable madre y te cuidamos cariñosamente, ¿y así es como nos pagas?
Mis ojos se mantenían erguidos en señal de furia, enojo e ira y aunque intenté responder mi mandíbula no podía realizar acción alguna y en cambio solo me daba un dolor insoportable y al poner mi mano sobre ella y al ver el bate deduje rápidamente que mi mandíbula estaba rota, por lo que solo pude gruñir.
—En serio eres un mal agradecido… Estoy decepcionado, Nathan. —dijo fingiendo aquel sentimiento y una voz horriblemente actuada mientras se acercaba a mí arrastrando el bate.
—Pu… dre… te… —respondí con esfuerzo logrando mencionarlo en sílabas.
—¿Qué? Luego de intentar asesinar a tu primo aún sigues con esa actitud, en serio eres un monstruo. —dijo aquel hombre, quién se acercaba amenazador y con unos ojos y voz vacía la cual no ocultaba para nada sus oscuras intenciones y aun así solo lo desafiaba con la mirada arrodillado en mi lugar.
—¡Eres un desgraciado, los seres como tú no deberían estar vivos! —vociferó mi tía llorando mientras sostenía el cuerpo totalmente inerte de mi primo quien había perdido en su batalla por recuperar el aliento y finalmente había dejado escapar su sucia alma de su podrido cuerpo, por lo cual no pude evitar sonreír con satisfacción ante aquella escena de desesperación de esta vieja de mierda quien le gritaba al cadáver de su hijo que no se fuera. —¡Mataste a tu primo, bastardo! ¡Mataste a mi hijo!
—Tienes razón cariño… —respondió mi tío con una voz tétrica, bizarra y oscura a la vez al ver que su único hijo había perdido la vida por lo cual mi mirada desafiante fue reemplazada por una igual de desafiante sonrisa en mi rostro golpeado mientras unas pequeñas risitas se escapaban. —¡Mataste a mi hijo y te atreves a reírte en mi cara! ¡Tú le quitaste la vida a Martín… Así que yo te quitaré la tuya hijo de perra!
Mi tío solo alzó el bate amenazante con sus ojos perdidos en la locura de la desesperación mientras mi cuarto estaba inundado en los llantos de su mujer debido a la pérdida de su maldito hijo, hijo que yo me encargué de ofrecer a los colmillos susurrantes de la muerte, y así, como si el tiempo fuera más lento en medio de mi pequeña risa de satisfacción mientras mi cabello ocultaba mis ojos por unos instantes, de un momento a otro alcé mi cabeza con una sonrisa arrogante y una gran voz desafiante y llena de energía respondí.
—¡Pues no falles cabrón, porque si no me matas hoy los mataré yo!
Grité fervientemente y sin pudor alguno mientras lo último que vi fue a mi tío perdido en la desesperación completamente mientras el bate se estrelló en mi cabeza haciendo que el último recuerdo de mi vida fuera su estridente, pero armonioso estruendo metálico mientras mi mente perdía el conocimiento y por ende abandonaba mi cuerpo.
Y finalmente llegué aquí, a este vacío de oscuridad.
Pero, eso significa que estoy muerto, ¿no? ¿Qué se supone que haga ahora? ¿No debería haber un tipo de paraíso o algo por el estilo? Aunque tomando en cuenta lo que hice, debería de estar ardiendo en las llamas del infierno ahora mismo. Y aun así no me arrepiento, no me agradaba la idea de que morí siendo un asesino obviamente, pero por más que lo pienso no logro sentir una pizca de remordimiento o redención ante mi decisión, me siento pacífico y realizado, pero aun así el problema principal ahora mismo era este plano extraño ante mi ahora mismo.
Esto me recuerda a lo que dijo ALHAN en su canción de "Entrevista a Dios" por lo que al parecer tenía razón sobre que no existe un cielo o un infierno y al final del camino solo queda la muerte, ya que dios es solo una entidad creada por la mente humana, donde nacen y mueren todos los dioses…
Pero aun así, ¿en serio solo me queda ver este vacío por la eternidad? No es muy tentador, la verdad…
—¿Eh? Que es est… ¡Aaaaahhh!
En cuanto esos pensamientos invadieron mi mente de repente un inmenso dolor inundo todo mi cuerpo, iniciando desde mi pecho y se extendía por mi cuerpo rápidamente, era insoportable, doloroso y solo me quedó sufrir durante horas, días o meses, jamás podría deducir cuánto fue la duración de está insufrible tortura que me fue impuesta complementada por mis eternos gritos y llantos de dolor inundando el vacío.
—¡¿Acaso este es mi castigo?! ¡¿Acaso este sufrimiento es por haber matado a esa escoria?! ¡Pues adivina qué! ¡Me importa una mierda, porque no importa que pase y cuanto dure está tortura! ¡Definitivamente no me arrepiento!
Grité finalmente a la nada como si alguien estuviera allí mientras sacaba (o eso creía) el dedo del medio al frente, solo para que de repente ese dolor fuera reemplazado por un sentimiento de paz y éxtasis inmediato, todo eso mientras sentía que flotara en el agua y entonces de repente un fuerte manto de luz fue cubriendo todo la oscuridad que me rodeaba pero luego fui obligado a cerrar los ojos por la intensidad de aquella luz y cuando sentí que está se había calmado en mis párpados empecé a escuchar algunas voces en el ambiente las cuales eran algo "aguadas" pero luego fueron muy claras, así que decidí abrir mis ojos solo para ver frente a mi había una mujer de un aspecto cansado y bastante agotado, lo cual se reflejaba en su rostro y lo desaliñado que estaba su cabello, pero aun así sonreía amorosamente mientras me veía maternalmente, pero de todas formas no estoy seguro, ya que no entendía que decían.
—¿No crees que es lindo? —¿Qué idioma es ese? ¿inglés? No, el inglés es diferente. —Es igual a ti, cariño.
Frente a mi rango visual se centraba una mujer hermosa de cabello color miel, ojos dorados con un rostro hermoso y complexión fina en su mandíbula poseyendo una piel blanca notablemente cuidada y aunque sus ojos mostraban un gran cansancio se veía contenta.
—Es un digno hijo de su padre después de todo. —se escuchó la respuesta a la oración de la mujer.
Al escuchar aquella voz varonil y autoritaria giré mi cabeza hacia el origen de esta, mientras mis ojos analizaban la información de mi campo visual notando que estaba dentro de una acogedora habitación de paredes de madera y un techo de igual material, pero bien cuidada, limpia y bastante cálida gracias al fuego de una chimenea en un extremo del lugar, amueblada por sillas, cojines, entre otros elementos de estilo "rústico" hasta que al final mis ojos vieron al dueño de la voz anterior.
Frente a mis ojos estaba un hombre alto y de aspecto atlético, pero con unos rasgos no tan refinados como la mujer, pero igualmente no se quedaba atrás ya que en cambio se veía muy autoritario y varonil. Aquel hombres poseía un largo cabello azabache hasta cierta altura del rostro, rostro el cual poseía unos ojos de un color negro y eran tan afilados que con su simple mirada daba un aire temerario y demandante, pero parecían suavizarse al ver a la mujer y ¿a mí?
Pues era obvio que estos dos eran una pareja de casados o algo así, pero porque el centro de sus miradas era yo… ¿Eh? Mis manos siempre fueron tan pequeñas… Un momento…
Si yo acabo de morir y ahora estoy aquí, eso significa que ¡¿He reencarnado?! Bueno, no es que me queje, no era muy agradable la idea de quedarme en aquel limbo eterno cubierto de una oscuridad infinita.
¡Pero aun así es mucho que procesar! ¡¿Cómo es posible todo esto?! Acaso tengo que dejar todo atrás, toda esa vida a la cual me había aferrado incansablemente resistiéndome a la tentación de suicidarme solo para no ser un cobarde y tratar de "disfrutar" la vida que me fue otorgada. Pero… seamos sinceros… es obvio que nada de eso iba a ser posible con ellos en medio de mi vida, lo único que tenía allí era dolor, sufrimiento mientras sobrevivía con lo mínimo de lo decente, es obvio que era una vida de mierda e indignante en la que iba a morir pronto de todos modos.
—Ay, todo está bien pequeño. —dijo la mujer mientras me mecía cariñosamente, pues cuando menos me fijé estaba derramando algunas lágrimas.
—Tranquilo amigo, estamos aquí contigo. —dijo el hombre acercándose curioso a mí, aunque sigo sin entender ni una palabra. —¿No es raro que empiece a llorar minutos después de nacer?
—Debe ser porque tú cara, es aterradora papá, cualquier niño lloraría con verte a los ojos.
De repente un niño entró a la habitación el cual tenía cabello azabache, pero con ojos dorados y un rostro que, debo admitir bastante bien parecido y se iba acercando mientras el hombre lo miraba como si estuviera ofendido por lo que sea que le haya dicho y luego me vio con curiosidad y una amplia sonrisa mientras sus ojos brillaban intensamente.
De pronto la habitación fue inundada por una aura y energía de felicidad reconfortante, que aun así no detuvo mi llanto, porque ahora estaba llorando con más ganas que antes, con más ganas que cuando estaba en el limbo y absolutamente con más ganas que cuando estaba en mi vida anterior, porque no era un llanto de dolor. Era un llanto de alivio en el cual mi cuerpo por fin era liberado de las cadenas del sufrimiento y el abuso provocando que mi ser se sintiera más liviano y ligero, pues por fin podía empezar de nuevo.
Al fin puedo empezar de cero, con esta nueva vida.