Siento un fracaso que se adentra en mi ser,
una impotencia que no puedo contener.
Mi pecho agotado, dolor sin cesar,
lágrimas incesantes, no puedo soportar.
El fracaso me consume, la esperanza se esfuma,
me debato entre seguir o caer sobre la espuma.
Mi cuerpo agotado se enfrenta al abismo; quien es consumido al final del torbellino.
Ya no hay amor, solo un engaño cruel;
me usaste sin piedad, jugaste con mi piel.
Desvanecieron los sueños que juntos creamos,
y en su lugar, yacieron heridas que me sepultaron.
Entregué mi corazón y lo rompiste con saña,
sin importarte el dolor que en cada pedazo daña.
Promesas vacías, palabras sin verdad,
me dejaste perdida; en la oscuridad.
No fuiste sincero, solo supiste mentir,
hiriendo mi ser y dañando mi sentir.
La tristeza me invade, me quema sin cesar,
un mar de dolor que no puedo ahuyentar.
Mis lágrimas son compañeras constantes,
testigos mudos de mis noches desolantes.
Busco una salida en este laberinto infame,
quién se encargó de sulfatar mi alma con misiles y armas punzantes.