—Sin embargo, Yu Tian no guardó la orden del tirano celestial. En cambio —dijo fríamente—, solo puede haber un maestro en la familia Chu. Esa persona solo puede ser yo, ¡y nunca aceptaré ninguna traición!
Chu Lulei abrazó fuertemente el muslo de Yu Tian y dijo con una voz ronca —todos serán utilizados. Fue Chu Hong quien me hizo sentir que mientras la escuchara, podría obtener todo…
—En realidad, estoy haciendo esto por mí mismo. ¿Esto está mal? —preguntó—. Todos en la familia Chu quieren ser el jefe. No soy el único. ¡Por favor, dame otra oportunidad!
Yu Tian sacó su pie y dijo fríamente —¡Nunca doy oportunidades que no debería!
Después de decir eso, Yu Tian escribió el nombre de Chu Lulei en la orden del tirano celestial.
El desesperado Chu Lulei de repente perdió toda expresión y murió a los pies de Yu Tian.
Media hora más tarde, en la oficina de tecnología Xinghe.
Chu Qing llevó a una docena de guardias de seguridad a la lujosa oficina de Chu Hong.
