La herida era tan profunda que incluso la carne estaba expuesta.
Todos quedaron impactados por lo que vieron.
Yu Tian sacó las agujas de oro y ordenó —¿Qué están todos mirando? ¡Consigan alcohol y ropa limpia de inmediato!
Mientras hablaba, Yu Tian insertó las diez agujas doradas en el cuerpo de Chu Yue.
La hemorragia se había detenido, pero Chu Yue seguía inconsciente.
Las heridas de Yu Chu Yue eran demasiado graves y las heridas estaban claramente cortadas por un arma con púas.
No había tiempo para pensar. ¿quién fue tan cruel? Salvar su vida era más importante.
Inmediatamente sacó cinco agujas doradas y las insertó alrededor del corazón de Chu Yue.
Tomó el alcohol de Chu Rou y lo vertió directamente en la herida.
Sin embargo, de repente apareció espuma blanca en la herida.
—¿Es venenoso? —preguntó Yu Tian.
Yu Tian de repente frunció el ceño.
