Cass dio una profunda calada a su cigarrillo. —¡Sintió que hoy había conocido a una figura misteriosa fuera de lo común!
Yu Tian confiaba en Cass. No había razón. Si había una razón, era porque vio en los ojos de Cass esa mirada expectante que a menudo veía en la compañía de asesinos. Era una mirada que quería vivir y cambiar su vida.
Era una especie de esperanza que se encendía. Yu Tian sabía de las expectativas hacia el futuro porque había visto demasiado.
Estaba dispuesto a darle a Cass esta oportunidad, pero si la aprovechaba o no era asunto suyo.
Ahora parecía que la había aprovechado. También, acababa de rozar a la Parca.
Yu Tian caminó hacia adelante. Al mismo tiempo, le susurró a Cass:
—Vamos. Sígueme. Iremos a la base subterránea.
Cass no dudó y los siguió. No sabía por qué, pero confiaba mucho en esta persona.
Porque había visto lo que su maestro le había dicho sobre esta persona llamada Yu Tian.
¡Ese tipo de persona definitivamente no era una persona ordinaria!
