Chu Qing suspiró sin poder hacer nada. Sabía que Yu Tian se mantendría firme.
—Habló de nuevo pero con un tono más calmado:
— Yu Tian, no necesitas que te recuerde de nuevo tu posición. Incluso si no te impido ver a Xiao Yun, ella hará que tu vida sea miserable en el futuro. Escúchame y ríndete. ¡Es por tu propio bien!
El joven llevaba más carga en sus hombros de la que se daba cuenta. Chu Qing estaba tratando de disminuir los obstáculos en su camino.
—Sé de dónde vienes, pero también sé lo que estoy haciendo. Solo dime, ¿me vas a ayudar o no? —preguntó Yu Tian.
Yu Tian no quería decir mucho. No pensaba en el futuro lejano.
Al darse cuenta de que no podía cambiar su opinión, Chu Qing forzó una sonrisa.
¿Podría decirle que no?
—Te contaré sobre el Joven Maestro Lei. Sin embargo, debes prometerme que esta será la última vez que la ayudes —dijo Chu Qing.
El joven apretó la mandíbula antes de responder en voz baja:
—Está bien, lo prometo. Por favor, cuéntame sobre su pasado.