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—Afortunadamente, la Compañía Donglong tenía un feroz número 76. El poder de los hackers nunca podía ser ignorado. Si no fuera porque el número 76 había monitoreado secretamente a todos los empleados, Yu Tian no habría podido obtener ninguna pista en este momento.
—Ya no hay grupo de inteligencia. Ahora, tenemos que hacer el trabajo de inteligencia nosotros mismos —Yu Tian suspiró, luego le dijo a Jorge—. El asunto no es complicado. No hay necesidad de que te disfraces y te infiltres o robes información de inteligencia. Solo necesitas enviar gente a esas direcciones para vigilarlos. Si hay una oportunidad, entra en la dirección del objetivo para revisarla. Si no la hay, vigila desde afuera... Este trabajo no es difícil, ¿verdad?
—Jorge lo consideró por un momento—. Eso no es un problema... entonces, si encontramos un traidor, ¿deberíamos actuar inmediatamente o...?