Huo Nianyue se fue con su gente.
Yan Longwen dijo enfadado:
—Esto es demasiado. ¿Realmente creen que la Tecnología Aster es invencible en el mundo? ¡Todos quieren controlarlo!
Yu Tian sonrió despreocupadamente.
No tenían nada que temer.
Lo más odioso era que Huo Nianyue estaba dispuesta a ser un perro para un extranjero.
Podía presumir todo lo que quisiera. De todos modos, el proyecto de la Tecnología Xinghe se desarrollaría como se suponía.
Posteriormente, Huo Nianyue realizó una conferencia de prensa con Du Mingzhe.
Delante de docenas de medios de comunicación, Huo Nianyue habló con convicción.
—La Tecnología Xinghe robó nuestros secretos comerciales más importantes. Sobre este punto, una vez tuve una conversación con el señor Yu Tian, presidente de la Tecnología Xinghe, pero el señor Yu Tian era muy arrogante. Pensaba que robar era un método comercial normal.
