Las palabras de Chris hicieron que Hugo retrocediera unos pasos, casi cayendo al suelo.
Hugo miró con incredulidad y horror mientras señalaba a Chris Douglas, sus dedos temblaban violentamente, apenas podía pronunciar una frase completa.
—Tú... tú...
¿Mis planes y pensamientos han sido descubiertos por este desgraciado?!
—¡Tú, largo de aquí! ¡Sal de mi casa inmediatamente! ¡Nunca entregaré los bienes familiares a un bastardo como tú! —Hugo gritó señalando la puerta.
—Ja, es demasiado tarde —Chris no se movió en absoluto. En cambio, sonrió aún más alegremente—. No quería actuar tan pronto al principio, pero tú me obligaste a esto.
Al escuchar sus palabras, Hugo percibió un intenso peligro. —¿Qué quieres decir?
Chris sonrió y aplaudió. Un extraño con el cabello bien peinado, vistiendo un traje gris y anteojos de montura dorada, empujó la puerta del estudio y entró.
—¿Quién eres tú? ¿Quién te dejó entrar? ¡Lárgate! —Hugo ladró furiosamente.