Lucas apenas había descubierto que Amelia era su hija, así que ¿cómo podría haber preparado un regalo con anticipación?
Sin embargo, no se asustó. En su lugar, se quitó una pulsera de cuentas de la muñeca y se la entregó a Amelia. —Feliz cumpleaños, Amelia. Papá desea que crezcas sana y feliz.
Lucas obtuvo esa pulsera de piedra lunar en la frontera, y sus superiores se la dieron como recompensa. Parecía ordinaria, pero era un tesoro raro.
Charlotte extendió la mano y arrebató la pulsera de cuentas. Después de echarle un vistazo, soltó una carcajada. —¡Tu regalo es tan deplorable! Seth le dio una gema rara y tú, su padre biológico, le diste una pulsera de mala calidad. ¿Realmente tienes la cara para dársela?
Todos estiraron el cuello y miraron, solo para divertirse cuando finalmente tuvieron una vista clara.