Lucas se arrodilló sobre una rodilla entre las flores y levantó la cabeza para preguntar:
—¿Te casarás conmigo?
Cheyenne se cubrió la boca mientras sus lágrimas rodaban continuamente.
Estar rodeada de flores y luces románticas y que un hombre guapo le propusiera matrimonio con un anillo de diamantes exorbitante era la escena con la que todas las mujeres soñaban.
Emociones complicadas surgieron en el corazón de Cheyenne, pero no pudo decir que sí. —Lo siento…
Sus palabras hicieron que un rastro de decepción brillara en los ojos de Lucas, quien inmediatamente sonrió amargamente. Bueno, no cumplí con mi deber como esposo y padre durante tantos años e hice que Cheyenne soportara tal carga por sí sola. ¿Qué me hizo pensar que sería capaz de hacer que ella me aceptara en tan poco tiempo?
Las exorbitantes joyas y el anillo de diamantes eran la forma de Lucas de expresar sus sentimientos, pero nunca pensó que Cheyenne aceptaría su propuesta solo por los regalos.