Cuando Nikki vio la mirada aterradora de Lucas y al asesino petrificante a su lado, instantáneamente se asustó hasta morir.
¡En cuanto Lucas diera la orden, Stanley definitivamente no la perdonaría!
¡Ella no quería morir todavía!
Nikki ya no se preocupaba por nada más y comenzó a arrastrarse y trepar hacia Cheyenne. Abrazó los muslos de Cheyenne mientras lloraba a moco tendido.
—Cheyenne, l-lo siento —sollozó—. Tienes razón. ¡Soy solo una ingrata que es peor que una bestia! ¡Te he decepcionado! Pero realmente sé cuáles son mis errores. ¿Por favor, puedes perdonarme teniendo en cuenta que somos primas y darme otra oportunidad, sí?
—No vuelvas a mencionar que somos primas. Realmente deseo no haber tenido nada que ver contigo —respondió Cheyenne mientras empujaba a Nikki—. Hace mucho tiempo que estaba herida y con el corazón roto por mi llamada 'prima'. Ahora estoy totalmente disgustada por tus palabras hipócritas y lágrimas falsas.