El calor de la palma de Lucas se extendió a lo largo del hombro de Cheyenne y hasta su corazón, disipando el trauma emocional que la había estado afectando durante años.
Cheyenne levantó la cabeza y miró a los ojos de Lucas para ver que estaban llenos de una mirada gentil, haciéndola sentir extremadamente conmovida.
—Maridito... —dijo Cheyenne.
Cuando Lucas escuchó a Cheyenne dirigirse a él con ese término cariñoso, su corazón se llenó de dulzura y alegría.
Lamentablemente, ahora no era el momento para que expresaran su amor mutuo, porque él tenía que lidiar con esa abominable pareja frente a ellos, que intentaba causarles problemas.
Lucas apartó la mirada de Cheyenne, y cuando posó su mirada sobre Rachelle, se había vuelto gélida.
La intimidante mirada fría en los ojos de Lucas desconcertó a Rachelle y no pudo evitar sentirse intimidada mientras se escondía instintivamente detrás de Daniel.