Después de escuchar lo que Lucas dijo, Cheyenne inmediatamente dijo ansiosa:
—No, ¿y si vas solo y también te encuentras con peligro?
Lucas sonrió. —No te preocupes. Estaré bien. Traeré a tu padre a casa sano y salvo. Confía en mí.
Lucas estaba increíblemente seguro de sí mismo, y Cheyenne se sintió mucho más tranquila al pensar en el poder desconocido que él tenía. Sin embargo, ella todavía apretó los dientes y dijo preocupada:
—De todos modos ten cuidado.
—Está bien, no te preocupes —Lucas asintió y luego se dio la vuelta para irse.
Cheyenne observó cómo su alta figura desaparecía gradualmente bajo las escaleras con emociones inexplicables.
En algún momento, ella había comenzado a sentir una sensación de seguridad con Lucas, ya que sería la primera persona en la que pensaría cuando estuviera en peligro.