Era comprensible que un padre quisiera saber más acerca de la mujer con la que su hijo se había casado.
Además, Cheyenne no podía sentir ninguna malicia de Michael. En cambio, sintió cierta melancolía enfermiza en su expresión, lo que le dificultaba ser dura con él.
—Está bien entonces —asintió Cheyenne, aceptó la invitación de Michael y se subió al asiento trasero.
—Sra. Carter, ¿a dónde se dirige? Le diré al chófer que la lleve —preguntó Michael con una sonrisa tras subirse al coche.
—Colinas del Sol —Cheyenne reveló la ubicación de la villa que ella y Lucas habían comprado recientemente.
El coche avanzaba suavemente, y tomaba unos cuarenta minutos desde allí llegar a la lujosa villa en Colinas del Sol.
Primero, Michael conversó casualmente con Cheyenne y le preguntó de dónde era, si ya se había acostumbrado a estar en DC, y así sucesivamente. Ella respondía educadamente a cada pregunta.