Jace rugió maníacamente en un intento de expulsar esos pensamientos aterradores de su mente.
Stanley miró a Jace, y una pizca de lástima apareció de repente en su rostro. Realmente sentía que Jace era extremadamente lamentable por recurrir a tales métodos para consolarse y engañarse a sí mismo porque estaba demasiado asustado para reconocer las habilidades de Lucas.
—¡Parece que ahora tienes claro quién es el famoso Gray el Invencible! —gritó Stanley fríamente.
Sus palabras golpearon el cerebro de Jace como un rayo, haciendo que el pensamiento que quería desesperadamente disipar apareciera nuevamente en su cabeza. Ya no podía ocultarlo.
Pero Jace no podía aceptarlo.
Agitó la cabeza desesperadamente y retrocedió paso a paso, como si estuviera poseído por un demonio.