En un rincón olvidado de la Tierra, donde los lamentos del mundo real se mezclan con la magia de lo inexplorado, nuestro protagonista, Kazuki, vivía una vida mundana y rutinaria. Pasaba sus días entre el ajetreo de la ciudad y la monotonía de su trabajo.

Pero todo cambió una tarde gris y lluviosa. Mientras cruzaba la calle, un accidente catastrófico puso fin a su vida en el mundo que conocía. Sintió una ráfaga de luz brillante que lo envolvió, y luego, el silencio absoluto.

Kazuki despertó en un mundo completamente diferente. Un mundo de magia, dragones y castillos, un mundo que solo había experimentado en videojuegos y cuentos de fantasía. Se encontraba en medio de un denso bosque, vestido con ropas que no eran las suyas, y sosteniendo una espada en lugar de su maletín de trabajo.

Confuso y desorientado, Kazuki se dio cuenta de que algo extraordinario había sucedido. Se había convertido en un habitante de este nuevo reino, un reino donde los sueños se entrelazaban con la realidad y las aventuras lo esperaban en cada esquina.

Con el corazón lleno de determinación y el deseo de encontrar respuestas, Kazuki emprendió su viaje en este mundo desconocido, donde la magia se entrelaza con su destino y donde su espada podría ser la clave para desentrañar el misterio de su reencarnación.

Este fue el comienzo de la epopeya de Kazuki en el Reino de Espadas, donde la aventura y el peligro lo aguardaban en cada paso, y donde se descubriría a sí mismo de una manera que nunca habría imaginado en su vida anterior en la Tierra.