La cámara del templo se llenó de una luz deslumbrante que envolvió a Félix, quien quedó atónito mientras el hombre enmascarado lo observaba con interés.
El ladrón se sintió como si estuviera siendo arrastrado a otro mundo.
Hombre enmascarado: (con voz grave) Has sido elegido, Félix.
El rito ancestral te ha convocado para un propósito más grande de lo que jamás imaginaste.Félix, aún desconcertado, miró alrededor mientras las sombras danzaban en el templo.
La luz mágica iluminaba extrañas inscripciones en las paredes.
Félix: (con temor) ¿Quién eres? ¿Qué está sucediendo?Hombre enmascarado: Soy el guardián de este antiguo rito. Tú eres el elegido para cumplir una misión que podría salvar o condenar a Egipto.
El hombre enmascarado continuó explicando a Félix sobre un oscuro culto que había estado amenazando la estabilidad de la civilización egipcia durante siglos.
Habló de demonios que se ocultaban en las sombras y de héroes anónimos que luchaban para proteger al pueblo.
Hombre enmascarado: (misterioso) El rito que has desencadenado te ha otorgado habilidades sobrenaturales.
Ahora, tienes el poder de ver y enfrentar a estos seres malignos que amenazan Egipto.
Félix, a pesar de su temor, sintió un atisbo de esperanza. El propósito recién descubierto le brindó un sentido de responsabilidad que nunca había experimentado.
Félix: (decidido) Haré lo que sea necesario para proteger a mi gente y eliminar a estas amenazas.
El hombre enmascarado sonrió bajo su máscara y extendió su mano hacia Félix. En ese momento, ambos hicieron un pacto, sellando el destino del ladrón con el destino de Egipto.
Hombre enmascarado: (solemne) Entonces, que comience tu entrenamiento.
Aprenderás a controlar tus poderes y a enfrentar a las sombras que acechan en la oscuridad.
A lo lejos, en las profundidades de Egipto, una nueva leyenda estaba en ciernes.
Félix, el ladrón intrépido, se convertiría en el defensor de su tierra natal, enfrentando las fuerzas sobrenaturales que amenazaban con sumir a Egipto en la oscuridad.