Máxima, con un puchero en su expresión, compartió su historia. "Si, bueno, ya creo que me conoces. Era streamer, QueenMax", comenzó a relatar. "Y vine aquí por una entrevista como secretaria y me quedé encerrada".
La emoción en las palabras de Ibrahim era palpable. "¡Eres la streamer QueenMax! ¡Me encanta ver tus videos en internet!", expresó con un tono de admiración, como si hubiera descubierto una joya en medio de la incertidumbre. Su alegría era contagiosa. "Me alegra saber que sigues viva y que estás bien", continuó. "No puedo creer que estés aquí conmigo en estas circunstancias. ¿Qué es lo que pasó exactamente durante la entrevista?" preguntó con curiosidad, como si estuviera ansioso por desentrañar los misterios de su historia. Su entusiasmo era palpable, como el de un cachorro cuando lo sacan a pasear.
La sonrisa nerviosa de Máxima se deslizó por su rostro. "Solo la puerta se cerró detrás de mí y ya. Ex-streamer", explicó. Y luego, su sorpresa y entusiasmo eran evidentes cuando preguntó: "¿Eres mi fan? jaja A mí me gustan tus videos musicales". Su sorpresa y entusiasmo añadían una nota de optimismo a la conversación, como si estuviera revelando una faceta más luminosa.
"Soy fan tuyo, Máxima. ¡Eres muy popular entre los gamers y streamers!" Las palabras de Ibrahim resonaron. "Si, si, toco la guitarra, el piano, canto y bailo. Así soy yo, un artista en busca de su fama". "¿De verdad te gustaría que cantara para ti cuando salgamos de aquí?" Sus ojos brillaban con la pasión de un hombre en busca de redimir su alma." ¡Por supuesto que te dedicaría una canción!" Ibrahim, emocionado, se contestaba a sí mismo "¿Qué música te gusta?".
Máxima, con su encanto distintivo, compartió sus preferencias musicales. "Me gusta la música de los 80', música clásica y el K-pop," confesó. Sin embargo, su espíritu jovial y auténtico salió a la luz cuando añadió con una risa contagiosa, "bueno, la verdad de todo... ¡cumbia cordobesa cuando hay joda!".
Las risas resonaron a través de la pantalla, como si los espíritus de la diversión y la alegría se hubieran unido para crear una atmósfera llena de vitalidad. Ella demostró que, a pesar de su popularidad en el mundo virtual, seguía siendo una persona común con gustos que podrían haber sido compartidos por cualquier joven entusiasta en busca de la diversión.
Ibrahim, impresionado por la diversidad de gustos musicales de Máxima, se sintió aún más intrigado por esta enigmática figura que había encontrado." ¡Me encanta! Me encantan todas esas cosas también", exclamó Ibrahim, inundando la conversación con su entusiasmo. No podía contener su emoción. "¿Tienes un grupo de K-pop favorito? ¿Qué piensas de BTS?", preguntó, ansioso por conocer los gustos de Máxima en este emocionante género musical. "La verdad es que todavía estoy descubriendo el K-pop y me llama la atención. Cualquier canción que quieras escuchar, me la dices y la aprendo", prometió, como si estuviera comprometiéndose con un desafío. Ibrahim añadió: "¿Te gusta Queen?".
La sonrisa de Máxima, que irradiaba un resplandor, iluminó la conversación. "Ah, me siento mejor ahora que tenemos conversaciones normales", expresó con alivio, como si estuviera en medio de una trama llena de peligros y por fin encontrara un momento de calma. La mención de BTS y su álbum "You Never Walk Alone" trajo un toque de emoción y conexión a la conversación. "Me encanta su música", confesó con una chispa de entusiasmo. El tema de Queen, con su legado musical imponente, también surgió en la conversación. "Queen, por supuesto, mi hermano es fan", mencionó Máxima, recordando a su hermano con cariño y preocupación.
Ibrahim, con su voz tranquilizadora, emitió palabras de apoyo a Máxima. "Me alegra saber que ahora estás mucho mejor, Máxima. Estoy seguro de que también tu hermano está bien", dijo con comprensión. "Tal vez esté atrapado en otra parte del edificio, pero si no está hablando, es posible que no esté aquí y esté en casa preocupado por ti. Seguramente, en cuanto salgamos de aquí, nos contactará", agregó con optimismo. El cambio de tema, como un autor que ajusta el tono de su narración, lo llevó a preguntar a Máxima: "¿Has hecho entrevistas de trabajo antes? ¿Es tu trabajo soñado ser secretaria? Ya que es lo que viniste a hacer". Sus preguntas revelaban su interés genuino en conocer más sobre ella y su vida.
Máxima, con un toque de humor y una pizca de sabiduría popular, compartió sus pensamientos sobre el trabajo. "¡Ahh no, de hecho, sí... ¿Empleo soñado? No, solo es que necesitaba el empleo, por la plata baila el mono," dijo, evocando las palabras de su madre como si fuera una cita de un autor clásico. Su respuesta era como una reflexión de la vida cotidiana, un toque de realismo en medio de la conversación.
"¡Oye, tienes mate ahí?" El mate, con sus raíces culturales y su significado social, era como un símbolo de conexión y camaradería en medio de la conversación.
"¿Mate? ¡Por supuesto que sí! ¿Quieres mate?" respondió Ibrahim, jugando con la idea de compartir esta tradicional bebida a través de la pantalla. "La verdad es que no puedo creer que esté tomando mate con su majestad Máxima. Ya quiero ver cuando salgas de aquí y lo cuentes. Sí, no tengo otra cosa que esperar".
Ibrahim, como un caballero dispuesto a ofrecer lo que tenía, siguió con sus preguntas: "La entrevista era para secretaria aquí, ¿verdad? ¿Qué piensas de este lugar?" Sus palabras recordaban a un personaje que se adentraba en un misterio y buscaba respuestas en un escenario desconocido.
Después de un momento, como si estuviera entregando una parte de su mundo a través de la pantalla, Ibrahim simuló pasar el mate a Máxima en su videollamada.
La risa de Máxima resonó como una melodía alegre en medio de la conversación. "Por supuesto, tengo que buscar yerba por aquí," dijo, añadiendo un toque de humor a la conversación. La búsqueda de yerba para el mate, como si estuviera en una misión en una historia de aventuras, mostraba su disposición a participar en este inusual encuentro virtual.
Ambos se sentían como si fueran personajes en una comedia ligera, compartiendo risas y situaciones inusuales. La conexión entre Máxima e Ibrahim seguía creciendo, formando un relato singular que podría haber sido extraído de las páginas de una novela de humor y amistad.
Ibrahim, generoso y amigable, invitó a Máxima a disfrutar de otro mate virtual. "¡Por supuesto, toma otro mate! Para vos, lo que quieras," dijo con entusiasmo, como si estuviera compartiendo un momento de camaradería única en medio de la conversación.
El tema de la música, como hilo conductor de su interacción, surgió una vez más. "¿Qué te parece mi música, Máxima? ¿Te gusta alguna en particular?" preguntó, como si estuviera compartiendo su alma a través de las notas de sus canciones. "Te tengo muchas para que elijas."
Ibrahim, como si estuviera a punto de desvelar un misterio "Si adivinas esta canción...", comenzó a sonar "Billie Jean". Sin embargo, la melodía se vio interrumpida cuando Marco llamó a Ibrahim.