En el inicio de todo, antes de que el tiempo comenzara a contar, antes de la fragmentación del universo, antes de que el espacio se abriese en sí mismo, era Alabadot, el principio de todo, Señor y Amo de la Luz. Pero Alabadot vió que la existencia estaba sola y vacía, y lo hizo sentir una profunda soledad en su corazón, fue así que con un gesto de su mano, y con la gran magia primordial, un gran fuego surgió de entre el vacío, iluminando y proveyendo calor a toda la existencia y la llamó La Llama Eterna, pues era el fuego primordial que iluminaba y sostenía toda la existencia. Alabadot se regocijó al ver su creación, pero aún así no estaba satisfecho, seguía sintiéndose solo.
Fue así dónde decidió crear una compañera para él, para que fuera su reflejo y un complemento para él, para que compartiera su poder y sabiduría. Con un gesto de su mano, y con el poder de la magia primordial, formó a Ethylium, la Dama de la Vida, cuya belleza era como las mismísimas estrellas. Pronto, Alabadot cayó profundamente enamorado de Ethylium, y Ethylium de él, fue así como Alabadot tomó por esposa a Ethylium y de su unión nació Vasiliad, hijo de Alabadot y heredero de todo lo tangible e intangible. Pero Alabadot quiso crear toda una existencia para heredarla a su hijo cuando fuera mayor, es por eso que comenzó con la creación de seres inferiores.
El primer ser vivo que creó tenía una apariencia alta, robusta, de cabello claro y ojos azules y le otorgó una esperanza de vida de novecientos años. A su raza, la nombró Hyfixen, "Los Primeros Nacidos", y me otorgó un mundo propio llamado Horion. Los Hyfixen tenían un gran talento para la magia azul, la cual era la magia de la mente y el espíritu. Pronto, los Hyfixen comenzaron a multiplicarse y construir palacios y templos dedicados a Alabadot, el cual lo adoraban como su señor.
Tiempo después de eso, Alabadot tuvo otro hijo con Ethylium, el cual nombró Aradoth, quien era diferente a su hermano, puesto que Vasiliad era astuto, inteligente y extrovertido, mientras que Aradoth era reservado y muy explosivo.
Después de crear a los Hyfixen, Alabadot vió que la existencia seguía algo vacía, así que creo a la raza hermana de los Hyfixen, los cuales fueron nombrados Haandar, cuya magia predominante era la magia amarilla, la magia de la energía. Al contrario de los Hyfixen, los Haandar son de complexión delgada, cabellos oscuros y la mayoría de ojos amarillos, son extremadamente fuertes y viven novecientos años y fueron nombrados "Los Dorados", y alabaron, respetaron y adoraron a Alabadot como su señor.
Aún con estas dos razas, Alabadot seguía sintiéndose inmensamente solo a pesar de tener una creciente familia y dos razas a las cuales gobernar. Es por eso que decidió crear otra raza de mismo poder que los Haandar, la cual llamó Soberanis, seres altos y robustos, con una piel dorada y cabello blanco, tenían el poder de la magia dorada, una magia sumamente poderosa y variada, siendo uno de los más poderosos, son embargo, su corta edad los equilibra, puesto que viven solamente 300 años. Con estas razas Alabadot comenzó a disfrutar más su vida, ya que convivía con sus creaciones y estás le hacían banquetes y comidas, con las cuales se regocijaban y festejaban en grande, mientras Alabadot era adorado y reía con coronas de flores hechas por sus creaciones. Alabadot tuvo su tercer hijo, de nombre Aren, cuya personalidad era algo competitiva y testaruda, pero bastante amigable con quiénes considera cercanos. En ese momento, por la fidelidad y regamos de los Hyfixen, Alabadot creó una raza que estaría bajo yugo Hyfixano, estos seres fueron nombrados Humanos, cuyo poder era inferior al de las otras razas, pero ellos tenían la potestad de aprender cualquier tipo de magia, aunque su corta vida desperdicia su potencial, ya que viven de 70 a 200 años dependiendo su entorno. Los humanos vivirían en el mismo planeta que los Hyfixen, en Horion, mientras que los Haandar vivían en el ancestral planeta de Mirion, así mismo, los Soberanis vivían en el planeta Ontorld. Alabadot iba con su hijo Vasiliad planeta por planeta visitando sus creaciones y recibiendo todo tipo de regalos, banquetes, festejos y flores, gozando de esta existencia utópica y el regocijo de ser de la realeza. Pronto, Alabadot en una ser de abundancia y pluricultura, decide crear la última raza divina, de nombre Landion, cuya cualidad era la maestría total de la magia blanca, siendo expertos en ella. Después de eso, Alabadot reposó en su planeta capital, dónde tuvo a su hija Elysia, la cual era bondadosa y cariñosa. Después de años de reposo, Alabadot continuó con su gloriosa creación, pues creó ahora a las razas mortales, como los humanos.
Pronto, Alabadot se dió cuenta que sus creaciones eran bastante similares y poco variadas, así que decidió crear una nueva rama de las razas, cuya cualidad era la intangibilidad, vivían en otro plano más allá de lo tangible. La primera raza con dichas características fueron los Aethir, y posteriormente, Alabadot crearía a las otras razas
Con toda esa variedad, Alabadot se regocijó al ver toda su creación y decidió morar en su planeta, tranquilo y con la compañía de su familia y de su nuevo y último hijo de nombre Hajftak.