Abrí lentamente los ojos, con una agradable sensación en el pecho intentando recordar con el mayor esfuerzo que se puede tener nada más levantarte, sin éxito ninguno. Solo logré recordar un poco de la melodía, con dificultad debido al cansancio mañanero me levanté de la cama y me dirigí al pequeño cuartito al que llamo baño.
Agarré un pequeño cuenco con un poco de agua, me lavé la cara, y vasija en mano, me dirigí a la diminuta cocina delante de la puerta principal. Al lado de mi cama, en una esquina había una vasija un poco más grande que el cuenco llena de agua de lluvia de una gotera del techo.
- ¡Que bien que hubo tormenta ayer! – Dije con una sonrisa. Llené el cuenco que tenía en la mano con el agua de la vasija y lo volví a llevar al baño. Me acerque a mi cama, me agache, extendí la mano y saque mi uniforme de trabajo.
Tenía algunas manchas de polvo, pero de esas que por mucho que frotes no salen completamente. El uniforme estaba un poco viejo con las mangas un poco deshilachadas, pero no me podía permitir algo mejor. Me lo puse y volví al baño para mirarme en el agua del cuenco.
Intenté peinarme con los dedos mi largo y rizoso cabello, pero solo lo enredé más, así que, como todos los días, decidí atarme un trozo de cuerda (que yo siempre llevaba encima) en el pelo para hacerme un moño, a continuación, me puse una capa como chaqueta.
Salí de casa y le di un gran portazo a la vieja puerta de madera para que se cerrara bien. En cuanto me aseguré de que se había cerrado, comencé mi camino hacia el trabajo de lavandera que tengo desde hace ya dos años, en la casa del marqués Santen. Como no vivo cerca, debo salir muy temprano de mi casa y aun así siempre llego justa. Las calles de mi barrio son pobres y sucias, pero según vas avanzando a la zona de la nobleza, las calles se vuelven más limpias y coloridas.
En mi camino al trabajo me encuentro locales de todo tipo, mi favorito es uno que no es ni de la zona pobre ni de la noble esta entre medias. Es un pequeño y acogedor salón de té dirigido por una vieja amiga de mi difunta abuela. Cuando ella aún vivía me traía aquí siempre que podía, la dueña me dijo que nos rebajaba el precio del local y nos lo vendería a mí y a mi amiga. Las dos llevamos ahorrando mucho tiempo para comprarlo, pero con lo poco que nos pagan es muy difícil reunir todo el dinero.
Llegué a la casa del marqués, los guardias ya conocían mi cara así que me dejaron entrar. -Hola Vivian- Me saludó uno de los guardias que custodiaban la puerta. Yo le miré y seguí mi camino sin dirigirle la palabra. El guardia se llamaba… ¿Eric? No lo sé, pero bueno, él no es importante en esta historia.
Seguí mi camino hasta la zona de empleados, dejé mis cosas allí junto con las de los demás y empecé el trabajo recogiendo la ropa sucia de las habitaciones. Mis compañeras hacían lo mismo, la única diferencia es que ellas se reían y hablaban entre ellas y yo solo me limitaba a hacer mi trabajo. Me dirigí a la zona donde lavamos y secamos la ropa.
-¡¡Viviiii!!- Escuché que una alegre voz me llamaba. En cuanto me di la vuelta, alguien se tiro para abrazarme y por un milagro del destino no me caí ni yo ni la ropa que llevaba.
Era Lydia, el sueño de todo hombre: guapa, alegre y una persona con la que no te aburrirás nunca. Y también mi mejor amiga, si, la mejor amiga con la que estoy ahorrando para comprar el salón de té. Somos completamente distintas, la gente siempre se sorprende al saber que casi somos como hermanas. Ella y yo nos complementamos, ella me hace hacer cosas que o nunca haría y yo la freno en momentos de crisis.
-Vivi, he conocido a alguien super mono y super majo, es un caballero de la muralla, me ha dicho que, si quería, podía ir a verle. Le pregunté si podía venir una amiga y me dijo que si, así queeee… ¿Qué te parece? ¿Me acompañas mi querida Vivi?-
-Sabes que está prohibido ir a la muralla-
-Pero Viviii, no vamos a salir al exterior, solo vamos a subir y ver el paisaje, tranquila-
La miré seriamente y suspiré.
-Que no sea mucho tiempo-
-Tu tranquila, será subir y bajar- Dijo Lydia emocionada.
-Bueno, yo tengo que volver al trabajo y tú también- Le dije, y me miró con pena.
-No reacciones así, hay que conseguir el dinero para el salón de té para poder empezar nuestra nueva vida sin depender de la nobleza-
-Yaaa, bueno, yo voy a servirle la comida a los señores- Me hizo una reverencia exagerada.
-No hagas eso delante de ellos, ya sabes cómo es el marqués-
El marqués era un hombre "casado", con comillas, porque tenía más amantes que dinero en su cartera, por lo que mejor no hablemos de sus hijos ilegítimos. Su mujer es una dama de la alta sociedad, y los dos juntos se creen mejor que nadie, y en cuanto cometes un error delante de ellos, te pegan, y si ya de normal te tratan fatal, sus hijos nos son mejores (digo los legítimos).
Tienen un hijo, es un pervertido y siempre persigue a Lydia, tengo miedo de que un día le haga algo. Luego está la hija pequeña, es una abusona que humilla a las demás chicas, trata fatal al servicio de la casa, y cada vez que vienen los amigos de su hermano intenta ligar con ellos, aunque esté comprometida.
-Tranquila, me portaré bien con esos adefesios- Se giró y se fue.
Decidí continuar con mi trabajo, pero la melodía del sueño vino a mi mente y la empecé a tararear De repente se me acerco una compañera.
-Ey para ya, quieres que te maten? –
- ¿De qué hablas? –
-Esa melodía es de la canción de fuera de la muralla, hay rumores de alguien que lo canto y nunca se volvió a saber de él. Dicen que los caballeros se lo llevaron en mitad de la noche y le dieron de comer su cuerpo a las bestias-
-Como tú dices, tan sólo rumores, eso es lo que son-
-Bueno, por si acaso no la cantes, estás avisada- Y se alejó con el resto de las compañeras.
Creo que ya es hora de explicar lo que es la muralla Si sabéis la definición de muralla, es una pared muy alta que rodea un lugar para defenderlo, pues bueno, a nuestro reino se le conoce como "el reino de Verentem, el de la gran muralla". Nadie puede ni salir ni entrar, según la realeza de nuestro reino, el exterior es peligroso, pero nadie sabe cómo es, ya que todos los que estamos aquí llevamos dentro desde que nacimos y no hay ningún tipo de contacto exterior.
Yo por mi estoy genial, pero Lydia a veces se pregunta qué hay afuera y últimamente lo hace demasiado. Antes nunca me preocupé, pero no sé por qué ahora creo que en cuanto ella tenga una oportunidad, saldrá al exterior. Bueno, por ahora no debo preocuparme, debo centrarme en el trabajo por el que me pagan una miseria.
Lavé y sequé la ropa de la familia y mientras volvía a colocar la ropa en sus respectivos armarios, vi a Lydia y a una de sus compañeras charlando.
-Lydia, por favor, mi padre está muy enfermo y si no voy a la hora determinada, el herbolario cerrará, y nadie más de mi familia quiere hacerlo, ¿Podrías ir tú por mí? –
-Es que yo no puedo, si me lo hubieses dicho antes, lo habría hecho encantada, pero es que ya tengo planes-
Me acerqué.
-Lo puedo hacer yo, ni se darán cuenta de que en realidad no soy una criada- Cuando hablé, una cara de sorpresa se reflejó en la cara de ambas, pero rápidamente fue sustituida por una de alivio en la cara de la compañera de Lydia.
-Muchas gracias en serio eeh…-
-Vivian-
-Perdona, gracias, Vivian, eres la salvadora de mi padre- Y se fue corriendo feliz.
Lydia se dio la vuelta y me miró.
-Me dijo que teníamos que estar ahí a las 19:00, ¿Crees que puedes llegar a tiempo? –
-Claro, sé que ella termina a las 18:00 y también que la entrada de la muralla está cerca de aquí, ya nos veremos allí-
-Vale, te dejo mi uniforme. Recuerda, a las 19:00 en la entrada de la muralla-
-Claro, vamos, que tengo que empezar el trabajo-
Fuimos a los vestuarios de las criadas y ella me dio su uniforme. Me lo puse.
-Te queda muy bien-
- ¿En serio? Yo lo veo normal-
-Te queda bien, te lo prometo, ven aquí, déjame peinarte-
Me acerqué a ella y me senté en una silla que había por ahí. Lydia me empezó a hacer una trenza, terminó y cogió un espejo que había por ahí.
-Te queda genial, ahora un poco de maquillaje… te lavamos la cara…-
-Espera espera espera, voy a trabajar, no voy a un baile de la alta sociedad-
-Ay, es que nunca te arreglas. ¿No hay ningún chico que te llame la atención? Por ejemplo, Eric el caballero, que siempre te saluda por las mañanas con una sonrisa y aunque tú lo ignores, todos los días sigue saludándote-
-Tan sólo es educación, Lydia-
-Si claro, "educación", a mí no me mira de la misma forma que te mira a ti, eso te lo puedo confirmar-
- ¿Y cómo me mira? –
-Igual que un enamorado mira a su enamorada…-
- ¡Qué tontería! –
-Es cierto, la única que no se da cuenta eres tú. Bueno, ve a trabajar y si ves a Eric salúdale y pregúntale que tal esta-
-Vale, adiós, Lydia-
-Chao, nos vemos luego-
Lydia se marchó y yo terminé de prepararme, antes de salir me miré al espejo.
-Tal vez sí que vaya algo guapa-
Salí e hice el trabajo que debía hacer cualquier criada: limpiar la casa de los marqueses, atenderles, aguantar sus incontables y cargantes quejas… El trabajo diario de cualquier criada, menos mal que usualmente soy lavandera, ya entiendo las quejas de Lydia. Estaba casi terminando mi horario de labores, me encontraba en el pequeño salón en donde se recibían a las visitas limpiando los desperdicios que dejaron esta familia déspota y sinceramente, con poco nivel mental, dicho de forma más suave.
Entró el marqués con un joven muy conocido en nuestro reino, el príncipe heredero Dalmar, un joven atractivo, he de admitir que los únicos sentimientos que tenía hacia él, era respeto y pena. Pobrecitos, debían fingir su personalidad delante de la gente y ver como su reino se empobrecía por culpa del resto de la estúpida nobleza. En realidad, el rey y la reina siempre fueron muy agradables, trataban a su pueblo con igualdad y exigían al resto de nobles el mismo comportamiento, cosa que ignoraban olímpicamente. Cuando me vio allí dentro realizando mis labores, empezó a decirme de todo.
- ¿Qué haces aquí, criada? Ordené que esta sala debía estar vacía-
-Tranquilo marqués, déjala terminar con su trabajo, el asunto que debemos tratar será corto-
El marqués me miró mal, se dirigió al sofá y se sentó. El príncipe hizo lo mismo, pero en el asiento de enfrente y yo decidí quedarme limpiando lo que quedaba de habitación.
-Bien, su majestad ¿De que deseaba hablar? ¿Tiene algo que ver con el compromiso con mi hija? –
Si, como el marques ha anunciado el príncipe esta prometido con la hija del marqués, si esa hija del marqués, la que liga con los amigos de su hermano cada vez que vienen, como os conté antes, es esa persona, ese tipo de chica está comprometida con el príncipe, y he oído que parece completamente enamorado, pobrecito cuando llegue el día de la boda y descubra como es en realidad.
-Voy a cancelar mi compromiso con ella-dijo el príncipe quitando la tirita de raíz
-"Pues tan enamorado no estaba"-pensé aguantándome la risa mientras me imaginaba la cara de la pequeña niñata de alta cuna cuando le dieran la noticia
- ¿Cómo que va a romper? ¿Qué ha hecho mi hija ahora para causar esto? – la cara del marqués era un poema, lo que me dificultaba aún más aguantarme la risa en ese momento tan serio
El marques como estaba sorprendido no se dio cuenta de mis esfuerzos evidentes de no reírme, pero el príncipe si me miro de reojo y sonrió de una forma seductora
-Su alteza real, no entiendo que tiene de divertido que rompa el compromiso- dijo el marques al ver la sonrisa del príncipe, yo solo sonreí también y termine de limpiar
-Marques, su alteza ya he terminado me retiro-
-La acompaño yo también he terminado de hablar, marques la solicitud de cancelación del compromiso serán enviados mañana por la mañana, tranquilícese
Se dio la vuelta y salió por la puerta dejando al marques con la boca abierta, yo salí detrás
Me estaba esperando afuera de la habitación, yo solo le hice una reverencia y continúe mi camino.
-perdona este castillo es muy grande ¿podrías indicarme la salida? -me dijo el príncipe para llamar mi atención
-claro alteza sígame-y empecé a guiarle hacia la salida en silencio
Nos faltaba poco para llegar y ninguno había dicho nada de nada, para mí era mejor así, pero para el príncipe no lo parecía tanto
-Bueno ¿podría decirme como se llama? -me pregunto el príncipe intentando romper el silencio
-Mi nombre no es importante su alteza, solo soy una simple plebeya-
-Igualmente me gustaría saberlo-insistió
-Me llamo Vivian, su alteza-el príncipe me dio una sonrisa
-Es un nombre bonito-
-Todos los nombres son bonitos a su modo, para mí, mi nombre es normal-
- ¿Eso quiere decir que mi nombre también es hermoso? –
-Eso quiere decir que yo veo que todos los nombres son hermosos, así que por lo tanto todos los nombres son normales-
-Para ti no hay nombres extraños-
-No no los hay, nombre extraño es el cual a todos nos parecería espantoso, pero siempre existirá alguien que le guste ese nombre
-Así que, si al menos le gusta un nombre horrible a una persona, ese nombre horrible se vuelve bonito y por lo tanto normal
-eso mismo alteza-
Llegamos a la entrada, los guardias me vieron con sorpresa, debido a mi uniforme de criada, mi pelo peinado y que estaba acompañando al príncipe
-Señorita, le voy a admitir algo, usted me parece realmente interesante
-No entiendo el por qué-
-no hay una razón en particular, solo es que usted me provoca curiosidad-
-entiendo, príncipe, espero que tenga un buen viaje de vuelta a palacio
Se acercó a mí, me dio un beso en la mano-le aseguro que lo tendré, madame-se dio la vuelta y se fue hacia un carruaje que estaba ahí aparcado
Mire a los guardias, Eric también estaba ahí y miraba mal el camino que había tomado el príncipe, recordé lo que me había dicho Lydia y me acerque a el
-hola sir Eric, ¿Qué tal la jornada?
Me miro con sorpresa
- E-es a mí? -me dijo tartamudeando
-Claro, sir Eric-
-Eeeh, pues ya casi termino la jornada, ha sido un día cansado-dijo con una sonrisa tímida y un poco sonrojado
-Bueno pues descanse yo me marcho ya- me di la vuelta, pero de repente sentí un ligero agarre en el brazo, me di la vuelta y Eric me soltó inmediatamente
-Perdona no estaba pensando lo que hacía, es que quería decirte…-
- ¿El que? –
-Hoy…-tomo aire y dijo rápido y sonrojado-estas muy guapa-
Me sorprendió un poco y note mi cara un poco caliente
-Muchas gracias, tú…-le miré y tenía una cara cansada de todo el día de trabajo y un sonrojo notorio-me parece que te ha dado mucho el sol y que necesitas una buena noche de sueño, buenas tardes-me di la vuelta y me fui puede escuchar las risas en la lejanía del compañero de sir Eric, no lo entiendo
Me cambie en el vestuario pensando cómo le explicaría a Lydia el día de hoy, han pasado demasiadas cosas, me cambie y salí, en la salida el compañero de sir Eric se estaba metiendo con el pude escuchar un poco de su conversación
-Date cuenta de que no se fija en ti-le dijo su compañero entre risas
-En algún momento lo hará-
-Menuda fe que tienes, te recuerdo lo que te dijo hace un rato-
-no fue ningún insulto, era una realidad-
-Ya, pero si alagas a alguien por normal la reacción de alguien que te ve como un posible amor no es esa-
-Cállate-
-Disculpen- me metí en medio- estáis en medio del camino-
Continúe mi camino hacia la muralla, cuando llegue vi a Lydia cerca de la puerta esperándome en cuanto me vio me indico que fuese allí, me dirigí a ese lugar-
-Me alegro de que ya estés, ¿ha pasado algo interesante? –
Empecé a recordar todo lo que había pasado en el día-
-Si ha sido un día "especial"-
-Quiero detalles, pero aquí no, vamos arriba-
- ¿estas segura? –
-si claro, aunque solo sea un vistazo quiero ver el exterior no puede ser tan malo como lo pintan-
-vale-
-venga vamos-Lydia empezó a andar hasta una pequeña torrecita alii nos esperaba un guapo guardia, cuando vio a Lydia una sonrisa de enamorado apareció en su rostro-
-Hola Max esta es mi amiga Vivian, Vivi él es Max-
-Buenas sir Max, gracias por el esfuerzo que hace día a día por protegernos-
-No pasa nada, es un placer conocer a la gran amiga de la que Lydia no para de hablar-
Lydia le pego un golpe en el hombro con vergüenza
-Perdona perdona, bueno ¿queréis subir? –
- Siiii -respondió Lydia con emoción
El guardia entro en la torre y nosotras le seguimos de cerca, llegamos arriba y nos paramos delante de la puerta que da al exterior de la pequeña torre
-Ahora no hay nadie, pero tener cuidado si alguien os ve salir corriendo-
-gracias, cariño, te estas arriesgando mucho por mi-
-por ti lo que sea-
Se empezaron a besar y empecé a sentirme como sujetavelas así que decidí salir yo antes, abrí la puerta y un viento frio choco contra mi piel, me acerqué al borde de la muralla y vi un paisaje excepcional
La melodía de la canción de fuera de la muralla volvió a mi mente, y empecé a preguntarme como es que conocía esa melodía si nunca antes la había oído, porque me apareció en mi sueño, mis pensamientos fueron interrumpidos por una energética Lydia
-Qué bonito es- dijo poniéndose a mi lado- y que paso que hizo que el día fuese especial-
-conocí al príncipe heredero y oí como rompía su compromiso con la hija del marqués-
-¡¡Como!! No te creo que pena yo me lo perdí-
-tranquila no paso mucho después de eso-
-pero eso ya es muy gordo-volvió a mirar al horizonte-crees que algún día saldremos de aquí? –
-no lo sé ni me importa-
-no quieres explorar lo hay allí afuera? –
-me conformo con tener una comida caliente todos los días aquí adentro-
-yo si quiero explorar y descubrir si la canción es real-
-la canción esa que según la realeza incentiva a salir fuera de la muralla-
-esa misma, hace pocos días oí de una anciana que lleva viviendo aquí desde antes de cerrarse las puertas que la canción hablaba de un ser llamado La Dama de los Espíritus, me conto que todas las almas debíamos pasar por su hogar al menos dos veces, antes de nacer y después de morir-
-quieres ir a buscarla? –
-quiero salir de aquí y vivir una aventura, y me parece que lo seria ir a buscar ese ser-
-tal vez sea un cuento de viejas-
-me arriesgare a probar si lo es o no y quiero que lo hagas conmigo-
-esto es lo único que conocemos Lydia-
-por eso mismo Vivi, tal vez ahí cosas mejores ahí fuera, tal vez mejores oportunidades-
-no lose Lydia-
-hagamos una promesa, tal vez nunca la cumplamos, pero hagámosla igual-
-dime-
-si un día salimos de aquí iremos a buscar a La Dama de los Espíritus-
-y si no salimos? –
-seguiremos con nuestro plan inicial, ahorrar para el salón de té y tener una buena vida las dos juntas-
La miré pensativa y volví a mirar hacia afuera de la muralla, no podía negar que la idea de saber lo que había allí afuera no me llamara, pero estaba segura de que nunca nos abrirían las puertas, pero mi corazón era débil ante Lydia
-Vale, lo prometo-
-toma-celebro- ya pensé que dirías que no-
Nos reímos y estuvimos un rato más allí hasta que sir Max nos dijo que teníamos que irnos, nos fuimos de la muralla, Lydia iba muy feliz, pero yo tenía una extraña sensación que perduro hasta que llegué a mi casa, por un momento me arrepentí de haber hecho esa promesa.
__________________________________________
Primer capítulo completado yupiiiii
Me ha costado a mis muchas horas acabarlo y a mi primo muchos dolores de cabeza editarlo espero que os guste mucho
Para quienes lo leyeron cuando solo estaban puestas Lydia y Vivian, he añadido al príncipe y a un caballero. Ahí están sus descripciones y lo mismo para los que solo vieron el nombre de un reino en el mapa del mundo, he añadido los nombres de los países y para los que vieron de mapa un dibujo de 6 años ya no está, hay una IA, ya no soy tan ridícula//
Abrí lentamente los ojos, con una agradable sensación en el pecho intentando recordar con el mayor esfuerzo que se puede tener nada más levantarte, sin éxito ninguno. Solo logré recordar un poco de la melodía, con dificultad debido al cansancio mañanero me levanté de la cama y me dirigí al pequeño cuartito al que llamo baño.
Agarré un pequeño cuenco con un poco de agua, me lavé la cara, y vasija en mano, me dirigí a la diminuta cocina delante de la puerta principal. Al lado de mi cama, en una esquina había una vasija un poco más grande que el cuenco llena de agua de lluvia de una gotera del techo.
- ¡Que bien que hubo tormenta ayer! – Dije con una sonrisa. Llené el cuenco que tenía en la mano con el agua de la vasija y lo volví a llevar al baño. Me acerque a mi cama, me agache, extendí la mano y saque mi uniforme de trabajo.
Tenía algunas manchas de polvo, pero de esas que por mucho que frotes no salen completamente. El uniforme estaba un poco viejo con las mangas un poco deshilachadas, pero no me podía permitir algo mejor. Me lo puse y volví al baño para mirarme en el agua del cuenco.
Intenté peinarme con los dedos mi largo y rizoso cabello, pero solo lo enredé más, así que, como todos los días, decidí atarme un trozo de cuerda (que yo siempre llevaba encima) en el pelo para hacerme un moño, a continuación, me puse una capa como chaqueta.
Salí de casa y le di un gran portazo a la vieja puerta de madera para que se cerrara bien. En cuanto me aseguré de que se había cerrado, comencé mi camino hacia el trabajo de lavandera que tengo desde hace ya dos años, en la casa del marqués Santen. Como no vivo cerca, debo salir muy temprano de mi casa y aun así siempre llego justa. Las calles de mi barrio son pobres y sucias, pero según vas avanzando a la zona de la nobleza, las calles se vuelven más limpias y coloridas.
En mi camino al trabajo me encuentro locales de todo tipo, mi favorito es uno que no es ni de la zona pobre ni de la noble esta entre medias. Es un pequeño y acogedor salón de té dirigido por una vieja amiga de mi difunta abuela. Cuando ella aún vivía me traía aquí siempre que podía, la dueña me dijo que nos rebajaba el precio del local y nos lo vendería a mí y a mi amiga. Las dos llevamos ahorrando mucho tiempo para comprarlo, pero con lo poco que nos pagan es muy difícil reunir todo el dinero.
Llegué a la casa del marqués, los guardias ya conocían mi cara así que me dejaron entrar. -Hola Vivian- Me saludó uno de los guardias que custodiaban la puerta. Yo le miré y seguí mi camino sin dirigirle la palabra. El guardia se llamaba… ¿Eric? No lo sé, pero bueno, él no es importante en esta historia.
Seguí mi camino hasta la zona de empleados, dejé mis cosas allí junto con las de los demás y empecé el trabajo recogiendo la ropa sucia de las habitaciones. Mis compañeras hacían lo mismo, la única diferencia es que ellas se reían y hablaban entre ellas y yo solo me limitaba a hacer mi trabajo. Me dirigí a la zona donde lavamos y secamos la ropa.
-¡¡Viviiii!!- Escuché que una alegre voz me llamaba. En cuanto me di la vuelta, alguien se tiro para abrazarme y por un milagro del destino no me caí ni yo ni la ropa que llevaba.
Era Lydia, el sueño de todo hombre: guapa, alegre y una persona con la que no te aburrirás nunca. Y también mi mejor amiga, si, la mejor amiga con la que estoy ahorrando para comprar el salón de té. Somos completamente distintas, la gente siempre se sorprende al saber que casi somos como hermanas. Ella y yo nos complementamos, ella me hace hacer cosas que o nunca haría y yo la freno en momentos de crisis.
-Vivi, he conocido a alguien super mono y super majo, es un caballero de la muralla, me ha dicho que, si quería, podía ir a verle. Le pregunté si podía venir una amiga y me dijo que si, así queeee… ¿Qué te parece? ¿Me acompañas mi querida Vivi?-
-Sabes que está prohibido ir a la muralla-
-Pero Viviii, no vamos a salir al exterior, solo vamos a subir y ver el paisaje, tranquila-
La miré seriamente y suspiré.
-Que no sea mucho tiempo-
-Tu tranquila, será subir y bajar- Dijo Lydia emocionada.
-Bueno, yo tengo que volver al trabajo y tú también- Le dije, y me miró con pena.
-No reacciones así, hay que conseguir el dinero para el salón de té para poder empezar nuestra nueva vida sin depender de la nobleza-
-Yaaa, bueno, yo voy a servirle la comida a los señores- Me hizo una reverencia exagerada.
-No hagas eso delante de ellos, ya sabes cómo es el marqués-
El marqués era un hombre "casado", con comillas, porque tenía más amantes que dinero en su cartera, por lo que mejor no hablemos de sus hijos ilegítimos. Su mujer es una dama de la alta sociedad, y los dos juntos se creen mejor que nadie, y en cuanto cometes un error delante de ellos, te pegan, y si ya de normal te tratan fatal, sus hijos nos son mejores (digo los legítimos).
Tienen un hijo, es un pervertido y siempre persigue a Lydia, tengo miedo de que un día le haga algo. Luego está la hija pequeña, es una abusona que humilla a las demás chicas, trata fatal al servicio de la casa, y cada vez que vienen los amigos de su hermano intenta ligar con ellos, aunque esté comprometida.
-Tranquila, me portaré bien con esos adefesios- Se giró y se fue.
Decidí continuar con mi trabajo, pero la melodía del sueño vino a mi mente y la empecé a tararear De repente se me acerco una compañera.
-Ey para ya, quieres que te maten? –
- ¿De qué hablas? –
-Esa melodía es de la canción de fuera de la muralla, hay rumores de alguien que lo canto y nunca se volvió a saber de él. Dicen que los caballeros se lo llevaron en mitad de la noche y le dieron de comer su cuerpo a las bestias-
-Como tú dices, tan sólo rumores, eso es lo que son-
-Bueno, por si acaso no la cantes, estás avisada- Y se alejó con el resto de las compañeras.
Creo que ya es hora de explicar lo que es la muralla Si sabéis la definición de muralla, es una pared muy alta que rodea un lugar para defenderlo, pues bueno, a nuestro reino se le conoce como "el reino de Verentem, el de la gran muralla". Nadie puede ni salir ni entrar, según la realeza de nuestro reino, el exterior es peligroso, pero nadie sabe cómo es, ya que todos los que estamos aquí llevamos dentro desde que nacimos y no hay ningún tipo de contacto exterior.
Yo por mi estoy genial, pero Lydia a veces se pregunta qué hay afuera y últimamente lo hace demasiado. Antes nunca me preocupé, pero no sé por qué ahora creo que en cuanto ella tenga una oportunidad, saldrá al exterior. Bueno, por ahora no debo preocuparme, debo centrarme en el trabajo por el que me pagan una miseria.
Lavé y sequé la ropa de la familia y mientras volvía a colocar la ropa en sus respectivos armarios, vi a Lydia y a una de sus compañeras charlando.
-Lydia, por favor, mi padre está muy enfermo y si no voy a la hora determinada, el herbolario cerrará, y nadie más de mi familia quiere hacerlo, ¿Podrías ir tú por mí? –
-Es que yo no puedo, si me lo hubieses dicho antes, lo habría hecho encantada, pero es que ya tengo planes-
Me acerqué.
-Lo puedo hacer yo, ni se darán cuenta de que en realidad no soy una criada- Cuando hablé, una cara de sorpresa se reflejó en la cara de ambas, pero rápidamente fue sustituida por una de alivio en la cara de la compañera de Lydia.
-Muchas gracias en serio eeh…-
-Vivian-
-Perdona, gracias, Vivian, eres la salvadora de mi padre- Y se fue corriendo feliz.
Lydia se dio la vuelta y me miró.
-Me dijo que teníamos que estar ahí a las 19:00, ¿Crees que puedes llegar a tiempo? –
-Claro, sé que ella termina a las 18:00 y también que la entrada de la muralla está cerca de aquí, ya nos veremos allí-
-Vale, te dejo mi uniforme. Recuerda, a las 19:00 en la entrada de la muralla-
-Claro, vamos, que tengo que empezar el trabajo-
Fuimos a los vestuarios de las criadas y ella me dio su uniforme. Me lo puse.
-Te queda muy bien-
- ¿En serio? Yo lo veo normal-
-Te queda bien, te lo prometo, ven aquí, déjame peinarte-
Me acerqué a ella y me senté en una silla que había por ahí. Lydia me empezó a hacer una trenza, terminó y cogió un espejo que había por ahí.
-Te queda genial, ahora un poco de maquillaje… te lavamos la cara…-
-Espera espera espera, voy a trabajar, no voy a un baile de la alta sociedad-
-Ay, es que nunca te arreglas. ¿No hay ningún chico que te llame la atención? Por ejemplo, Eric el caballero, que siempre te saluda por las mañanas con una sonrisa y aunque tú lo ignores, todos los días sigue saludándote-
-Tan sólo es educación, Lydia-
-Si claro, "educación", a mí no me mira de la misma forma que te mira a ti, eso te lo puedo confirmar-
- ¿Y cómo me mira? –
-Igual que un enamorado mira a su enamorada…-
- ¡Qué tontería! –
-Es cierto, la única que no se da cuenta eres tú. Bueno, ve a trabajar y si ves a Eric salúdale y pregúntale que tal esta-
-Vale, adiós, Lydia-
-Chao, nos vemos luego-
Lydia se marchó y yo terminé de prepararme, antes de salir me miré al espejo.
-Tal vez sí que vaya algo guapa-
Salí e hice el trabajo que debía hacer cualquier criada: limpiar la casa de los marqueses, atenderles, aguantar sus incontables y cargantes quejas… El trabajo diario de cualquier criada, menos mal que usualmente soy lavandera, ya entiendo las quejas de Lydia. Estaba casi terminando mi horario de labores, me encontraba en el pequeño salón en donde se recibían a las visitas limpiando los desperdicios que dejaron esta familia déspota y sinceramente, con poco nivel mental, dicho de forma más suave.
Entró el marqués con un joven muy conocido en nuestro reino, el príncipe heredero Dalmar, un joven atractivo, he de admitir que los únicos sentimientos que tenía hacia él, era respeto y pena. Pobrecitos, debían fingir su personalidad delante de la gente y ver como su reino se empobrecía por culpa del resto de la estúpida nobleza. En realidad, el rey y la reina siempre fueron muy agradables, trataban a su pueblo con igualdad y exigían al resto de nobles el mismo comportamiento, cosa que ignoraban olímpicamente. Cuando me vio allí dentro realizando mis labores, empezó a decirme de todo.
- ¿Qué haces aquí, criada? Ordené que esta sala debía estar vacía-
-Tranquilo marqués, déjala terminar con su trabajo, el asunto que debemos tratar será corto-
El marqués me miró mal, se dirigió al sofá y se sentó. El príncipe hizo lo mismo, pero en el asiento de enfrente y yo decidí quedarme limpiando lo que quedaba de habitación.
-Bien, su majestad ¿De que deseaba hablar? ¿Tiene algo que ver con el compromiso con mi hija? –
Si, como el marques ha anunciado el príncipe esta prometido con la hija del marqués, si esa hija del marqués, la que liga con los amigos de su hermano cada vez que vienen, como os conté antes, es esa persona, ese tipo de chica está comprometida con el príncipe, y he oído que parece completamente enamorado, pobrecito cuando llegue el día de la boda y descubra como es en realidad.
-Voy a cancelar mi compromiso con ella-dijo el príncipe quitando la tirita de raíz
-"Pues tan enamorado no estaba"-pensé aguantándome la risa mientras me imaginaba la cara de la pequeña niñata de alta cuna cuando le dieran la noticia
- ¿Cómo que va a romper? ¿Qué ha hecho mi hija ahora para causar esto? – la cara del marqués era un poema, lo que me dificultaba aún más aguantarme la risa en ese momento tan serio
El marques como estaba sorprendido no se dio cuenta de mis esfuerzos evidentes de no reírme, pero el príncipe si me miro de reojo y sonrió de una forma seductora
-Su alteza real, no entiendo que tiene de divertido que rompa el compromiso- dijo el marques al ver la sonrisa del príncipe, yo solo sonreí también y termine de limpiar
-Marques, su alteza ya he terminado me retiro-
-La acompaño yo también he terminado de hablar, marques la solicitud de cancelación del compromiso serán enviados mañana por la mañana, tranquilícese
Se dio la vuelta y salió por la puerta dejando al marques con la boca abierta, yo salí detrás
Me estaba esperando afuera de la habitación, yo solo le hice una reverencia y continúe mi camino.
-perdona este castillo es muy grande ¿podrías indicarme la salida? -me dijo el príncipe para llamar mi atención
-claro alteza sígame-y empecé a guiarle hacia la salida en silencio
Nos faltaba poco para llegar y ninguno había dicho nada de nada, para mí era mejor así, pero para el príncipe no lo parecía tanto
-Bueno ¿podría decirme como se llama? -me pregunto el príncipe intentando romper el silencio
-Mi nombre no es importante su alteza, solo soy una simple plebeya-
-Igualmente me gustaría saberlo-insistió
-Me llamo Vivian, su alteza-el príncipe me dio una sonrisa
-Es un nombre bonito-
-Todos los nombres son bonitos a su modo, para mí, mi nombre es normal-
- ¿Eso quiere decir que mi nombre también es hermoso? –
-Eso quiere decir que yo veo que todos los nombres son hermosos, así que por lo tanto todos los nombres son normales-
-Para ti no hay nombres extraños-
-No no los hay, nombre extraño es el cual a todos nos parecería espantoso, pero siempre existirá alguien que le guste ese nombre
-Así que, si al menos le gusta un nombre horrible a una persona, ese nombre horrible se vuelve bonito y por lo tanto normal
-eso mismo alteza-
Llegamos a la entrada, los guardias me vieron con sorpresa, debido a mi uniforme de criada, mi pelo peinado y que estaba acompañando al príncipe
-Señorita, le voy a admitir algo, usted me parece realmente interesante
-No entiendo el por qué-
-no hay una razón en particular, solo es que usted me provoca curiosidad-
-entiendo, príncipe, espero que tenga un buen viaje de vuelta a palacio
Se acercó a mí, me dio un beso en la mano-le aseguro que lo tendré, madame-se dio la vuelta y se fue hacia un carruaje que estaba ahí aparcado
Mire a los guardias, Eric también estaba ahí y miraba mal el camino que había tomado el príncipe, recordé lo que me había dicho Lydia y me acerque a el
-hola sir Eric, ¿Qué tal la jornada?
Me miro con sorpresa
- E-es a mí? -me dijo tartamudeando
-Claro, sir Eric-
-Eeeh, pues ya casi termino la jornada, ha sido un día cansado-dijo con una sonrisa tímida y un poco sonrojado
-Bueno pues descanse yo me marcho ya- me di la vuelta, pero de repente sentí un ligero agarre en el brazo, me di la vuelta y Eric me soltó inmediatamente
-Perdona no estaba pensando lo que hacía, es que quería decirte…-
- ¿El que? –
-Hoy…-tomo aire y dijo rápido y sonrojado-estas muy guapa-
Me sorprendió un poco y note mi cara un poco caliente
-Muchas gracias, tú…-le miré y tenía una cara cansada de todo el día de trabajo y un sonrojo notorio-me parece que te ha dado mucho el sol y que necesitas una buena noche de sueño, buenas tardes-me di la vuelta y me fui puede escuchar las risas en la lejanía del compañero de sir Eric, no lo entiendo
Me cambie en el vestuario pensando cómo le explicaría a Lydia el día de hoy, han pasado demasiadas cosas, me cambie y salí, en la salida el compañero de sir Eric se estaba metiendo con el pude escuchar un poco de su conversación
-Date cuenta de que no se fija en ti-le dijo su compañero entre risas
-En algún momento lo hará-
-Menuda fe que tienes, te recuerdo lo que te dijo hace un rato-
-no fue ningún insulto, era una realidad-
-Ya, pero si alagas a alguien por normal la reacción de alguien que te ve como un posible amor no es esa-
-Cállate-
-Disculpen- me metí en medio- estáis en medio del camino-
Continúe mi camino hacia la muralla, cuando llegue vi a Lydia cerca de la puerta esperándome en cuanto me vio me indico que fuese allí, me dirigí a ese lugar-
-Me alegro de que ya estés, ¿ha pasado algo interesante? –
Empecé a recordar todo lo que había pasado en el día-
-Si ha sido un día "especial"-
-Quiero detalles, pero aquí no, vamos arriba-
- ¿estas segura? –
-si claro, aunque solo sea un vistazo quiero ver el exterior no puede ser tan malo como lo pintan-
-vale-
-venga vamos-Lydia empezó a andar hasta una pequeña torrecita alii nos esperaba un guapo guardia, cuando vio a Lydia una sonrisa de enamorado apareció en su rostro-
-Hola Max esta es mi amiga Vivian, Vivi él es Max-
-Buenas sir Max, gracias por el esfuerzo que hace día a día por protegernos-
-No pasa nada, es un placer conocer a la gran amiga de la que Lydia no para de hablar-
Lydia le pego un golpe en el hombro con vergüenza
-Perdona perdona, bueno ¿queréis subir? –
- Siiii -respondió Lydia con emoción
El guardia entro en la torre y nosotras le seguimos de cerca, llegamos arriba y nos paramos delante de la puerta que da al exterior de la pequeña torre
-Ahora no hay nadie, pero tener cuidado si alguien os ve salir corriendo-
-gracias, cariño, te estas arriesgando mucho por mi-
-por ti lo que sea-
Se empezaron a besar y empecé a sentirme como sujetavelas así que decidí salir yo antes, abrí la puerta y un viento frio choco contra mi piel, me acerqué al borde de la muralla y vi un paisaje excepcional
La melodía de la canción de fuera de la muralla volvió a mi mente, y empecé a preguntarme como es que conocía esa melodía si nunca antes la había oído, porque me apareció en mi sueño, mis pensamientos fueron interrumpidos por una energética Lydia
-Qué bonito es- dijo poniéndose a mi lado- y que paso que hizo que el día fuese especial-
-conocí al príncipe heredero y oí como rompía su compromiso con la hija del marqués-
-¡¡Como!! No te creo que pena yo me lo perdí-
-tranquila no paso mucho después de eso-
-pero eso ya es muy gordo-volvió a mirar al horizonte-crees que algún día saldremos de aquí? –
-no lo sé ni me importa-
-no quieres explorar lo hay allí afuera? –
-me conformo con tener una comida caliente todos los días aquí adentro-
-yo si quiero explorar y descubrir si la canción es real-
-la canción esa que según la realeza incentiva a salir fuera de la muralla-
-esa misma, hace pocos días oí de una anciana que lleva viviendo aquí desde antes de cerrarse las puertas que la canción hablaba de un ser llamado La Dama de los Espíritus, me conto que todas las almas debíamos pasar por su hogar al menos dos veces, antes de nacer y después de morir-
-quieres ir a buscarla? –
-quiero salir de aquí y vivir una aventura, y me parece que lo seria ir a buscar ese ser-
-tal vez sea un cuento de viejas-
-me arriesgare a probar si lo es o no y quiero que lo hagas conmigo-
-esto es lo único que conocemos Lydia-
-por eso mismo Vivi, tal vez ahí cosas mejores ahí fuera, tal vez mejores oportunidades-
-no lose Lydia-
-hagamos una promesa, tal vez nunca la cumplamos, pero hagámosla igual-
-dime-
-si un día salimos de aquí iremos a buscar a La Dama de los Espíritus-
-y si no salimos? –
-seguiremos con nuestro plan inicial, ahorrar para el salón de té y tener una buena vida las dos juntas-
La miré pensativa y volví a mirar hacia afuera de la muralla, no podía negar que la idea de saber lo que había allí afuera no me llamara, pero estaba segura de que nunca nos abrirían las puertas, pero mi corazón era débil ante Lydia
-Vale, lo prometo-
-toma-celebro- ya pensé que dirías que no-
Nos reímos y estuvimos un rato más allí hasta que sir Max nos dijo que teníamos que irnos, nos fuimos de la muralla, Lydia iba muy feliz, pero yo tenía una extraña sensación que perduro hasta que llegué a mi casa, por un momento me arrepentí de haber hecho esa promesa.
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Primer capítulo completado yupiiiii
Me ha costado a mis muchas horas acabarlo y a mi primo muchos dolores de cabeza editarlo espero que os guste mucho
Para quienes lo leyeron cuando solo estaban puestas Lydia y Vivian, he añadido al príncipe y a un caballero. Ahí están sus descripciones y lo mismo para los que solo vieron el nombre de un reino en el mapa del mundo, he añadido los nombres de los países y para los que vieron de mapa un dibujo de 6 años ya no está, hay una IA, ya no soy tan ridícula//
Abrí lentamente los ojos, con una agradable sensación en el pecho intentando recordar con el mayor esfuerzo que se puede tener nada más levantarte, sin éxito ninguno. Solo logré recordar un poco de la melodía, con dificultad debido al cansancio mañanero me levanté de la cama y me dirigí al pequeño cuartito al que llamo baño.
Agarré un pequeño cuenco con un poco de agua, me lavé la cara, y vasija en mano, me dirigí a la diminuta cocina delante de la puerta principal. Al lado de mi cama, en una esquina había una vasija un poco más grande que el cuenco llena de agua de lluvia de una gotera del techo.
- ¡Que bien que hubo tormenta ayer! – Dije con una sonrisa. Llené el cuenco que tenía en la mano con el agua de la vasija y lo volví a llevar al baño. Me acerque a mi cama, me agache, extendí la mano y saque mi uniforme de trabajo.
Tenía algunas manchas de polvo, pero de esas que por mucho que frotes no salen completamente. El uniforme estaba un poco viejo con las mangas un poco deshilachadas, pero no me podía permitir algo mejor. Me lo puse y volví al baño para mirarme en el agua del cuenco.
Intenté peinarme con los dedos mi largo y rizoso cabello, pero solo lo enredé más, así que, como todos los días, decidí atarme un trozo de cuerda (que yo siempre llevaba encima) en el pelo para hacerme un moño, a continuación, me puse una capa como chaqueta.
Salí de casa y le di un gran portazo a la vieja puerta de madera para que se cerrara bien. En cuanto me aseguré de que se había cerrado, comencé mi camino hacia el trabajo de lavandera que tengo desde hace ya dos años, en la casa del marqués Santen. Como no vivo cerca, debo salir muy temprano de mi casa y aun así siempre llego justa. Las calles de mi barrio son pobres y sucias, pero según vas avanzando a la zona de la nobleza, las calles se vuelven más limpias y coloridas.
En mi camino al trabajo me encuentro locales de todo tipo, mi favorito es uno que no es ni de la zona pobre ni de la noble esta entre medias. Es un pequeño y acogedor salón de té dirigido por una vieja amiga de mi difunta abuela. Cuando ella aún vivía me traía aquí siempre que podía, la dueña me dijo que nos rebajaba el precio del local y nos lo vendería a mí y a mi amiga. Las dos llevamos ahorrando mucho tiempo para comprarlo, pero con lo poco que nos pagan es muy difícil reunir todo el dinero.
Llegué a la casa del marqués, los guardias ya conocían mi cara así que me dejaron entrar. -Hola Vivian- Me saludó uno de los guardias que custodiaban la puerta. Yo le miré y seguí mi camino sin dirigirle la palabra. El guardia se llamaba… ¿Eric? No lo sé, pero bueno, él no es importante en esta historia.
Seguí mi camino hasta la zona de empleados, dejé mis cosas allí junto con las de los demás y empecé el trabajo recogiendo la ropa sucia de las habitaciones. Mis compañeras hacían lo mismo, la única diferencia es que ellas se reían y hablaban entre ellas y yo solo me limitaba a hacer mi trabajo. Me dirigí a la zona donde lavamos y secamos la ropa.
-¡¡Viviiii!!- Escuché que una alegre voz me llamaba. En cuanto me di la vuelta, alguien se tiro para abrazarme y por un milagro del destino no me caí ni yo ni la ropa que llevaba.
Era Lydia, el sueño de todo hombre: guapa, alegre y una persona con la que no te aburrirás nunca. Y también mi mejor amiga, si, la mejor amiga con la que estoy ahorrando para comprar el salón de té. Somos completamente distintas, la gente siempre se sorprende al saber que casi somos como hermanas. Ella y yo nos complementamos, ella me hace hacer cosas que o nunca haría y yo la freno en momentos de crisis.
-Vivi, he conocido a alguien super mono y super majo, es un caballero de la muralla, me ha dicho que, si quería, podía ir a verle. Le pregunté si podía venir una amiga y me dijo que si, así queeee… ¿Qué te parece? ¿Me acompañas mi querida Vivi?-
-Sabes que está prohibido ir a la muralla-
-Pero Viviii, no vamos a salir al exterior, solo vamos a subir y ver el paisaje, tranquila-
La miré seriamente y suspiré.
-Que no sea mucho tiempo-
-Tu tranquila, será subir y bajar- Dijo Lydia emocionada.
-Bueno, yo tengo que volver al trabajo y tú también- Le dije, y me miró con pena.
-No reacciones así, hay que conseguir el dinero para el salón de té para poder empezar nuestra nueva vida sin depender de la nobleza-
-Yaaa, bueno, yo voy a servirle la comida a los señores- Me hizo una reverencia exagerada.
-No hagas eso delante de ellos, ya sabes cómo es el marqués-
El marqués era un hombre "casado", con comillas, porque tenía más amantes que dinero en su cartera, por lo que mejor no hablemos de sus hijos ilegítimos. Su mujer es una dama de la alta sociedad, y los dos juntos se creen mejor que nadie, y en cuanto cometes un error delante de ellos, te pegan, y si ya de normal te tratan fatal, sus hijos nos son mejores (digo los legítimos).
Tienen un hijo, es un pervertido y siempre persigue a Lydia, tengo miedo de que un día le haga algo. Luego está la hija pequeña, es una abusona que humilla a las demás chicas, trata fatal al servicio de la casa, y cada vez que vienen los amigos de su hermano intenta ligar con ellos, aunque esté comprometida.
-Tranquila, me portaré bien con esos adefesios- Se giró y se fue.
Decidí continuar con mi trabajo, pero la melodía del sueño vino a mi mente y la empecé a tararear De repente se me acerco una compañera.
-Ey para ya, quieres que te maten? –
- ¿De qué hablas? –
-Esa melodía es de la canción de fuera de la muralla, hay rumores de alguien que lo canto y nunca se volvió a saber de él. Dicen que los caballeros se lo llevaron en mitad de la noche y le dieron de comer su cuerpo a las bestias-
-Como tú dices, tan sólo rumores, eso es lo que son-
-Bueno, por si acaso no la cantes, estás avisada- Y se alejó con el resto de las compañeras.
Creo que ya es hora de explicar lo que es la muralla Si sabéis la definición de muralla, es una pared muy alta que rodea un lugar para defenderlo, pues bueno, a nuestro reino se le conoce como "el reino de Verentem, el de la gran muralla". Nadie puede ni salir ni entrar, según la realeza de nuestro reino, el exterior es peligroso, pero nadie sabe cómo es, ya que todos los que estamos aquí llevamos dentro desde que nacimos y no hay ningún tipo de contacto exterior.
Yo por mi estoy genial, pero Lydia a veces se pregunta qué hay afuera y últimamente lo hace demasiado. Antes nunca me preocupé, pero no sé por qué ahora creo que en cuanto ella tenga una oportunidad, saldrá al exterior. Bueno, por ahora no debo preocuparme, debo centrarme en el trabajo por el que me pagan una miseria.
Lavé y sequé la ropa de la familia y mientras volvía a colocar la ropa en sus respectivos armarios, vi a Lydia y a una de sus compañeras charlando.
-Lydia, por favor, mi padre está muy enfermo y si no voy a la hora determinada, el herbolario cerrará, y nadie más de mi familia quiere hacerlo, ¿Podrías ir tú por mí? –
-Es que yo no puedo, si me lo hubieses dicho antes, lo habría hecho encantada, pero es que ya tengo planes-
Me acerqué.
-Lo puedo hacer yo, ni se darán cuenta de que en realidad no soy una criada- Cuando hablé, una cara de sorpresa se reflejó en la cara de ambas, pero rápidamente fue sustituida por una de alivio en la cara de la compañera de Lydia.
-Muchas gracias en serio eeh…-
-Vivian-
-Perdona, gracias, Vivian, eres la salvadora de mi padre- Y se fue corriendo feliz.
Lydia se dio la vuelta y me miró.
-Me dijo que teníamos que estar ahí a las 19:00, ¿Crees que puedes llegar a tiempo? –
-Claro, sé que ella termina a las 18:00 y también que la entrada de la muralla está cerca de aquí, ya nos veremos allí-
-Vale, te dejo mi uniforme. Recuerda, a las 19:00 en la entrada de la muralla-
-Claro, vamos, que tengo que empezar el trabajo-
Fuimos a los vestuarios de las criadas y ella me dio su uniforme. Me lo puse.
-Te queda muy bien-
- ¿En serio? Yo lo veo normal-
-Te queda bien, te lo prometo, ven aquí, déjame peinarte-
Me acerqué a ella y me senté en una silla que había por ahí. Lydia me empezó a hacer una trenza, terminó y cogió un espejo que había por ahí.
-Te queda genial, ahora un poco de maquillaje… te lavamos la cara…-
-Espera espera espera, voy a trabajar, no voy a un baile de la alta sociedad-
-Ay, es que nunca te arreglas. ¿No hay ningún chico que te llame la atención? Por ejemplo, Eric el caballero, que siempre te saluda por las mañanas con una sonrisa y aunque tú lo ignores, todos los días sigue saludándote-
-Tan sólo es educación, Lydia-
-Si claro, "educación", a mí no me mira de la misma forma que te mira a ti, eso te lo puedo confirmar-
- ¿Y cómo me mira? –
-Igual que un enamorado mira a su enamorada…-
- ¡Qué tontería! –
-Es cierto, la única que no se da cuenta eres tú. Bueno, ve a trabajar y si ves a Eric salúdale y pregúntale que tal esta-
-Vale, adiós, Lydia-
-Chao, nos vemos luego-
Lydia se marchó y yo terminé de prepararme, antes de salir me miré al espejo.
-Tal vez sí que vaya algo guapa-
Salí e hice el trabajo que debía hacer cualquier criada: limpiar la casa de los marqueses, atenderles, aguantar sus incontables y cargantes quejas… El trabajo diario de cualquier criada, menos mal que usualmente soy lavandera, ya entiendo las quejas de Lydia. Estaba casi terminando mi horario de labores, me encontraba en el pequeño salón en donde se recibían a las visitas limpiando los desperdicios que dejaron esta familia déspota y sinceramente, con poco nivel mental, dicho de forma más suave.
Entró el marqués con un joven muy conocido en nuestro reino, el príncipe heredero Dalmar, un joven atractivo, he de admitir que los únicos sentimientos que tenía hacia él, era respeto y pena. Pobrecitos, debían fingir su personalidad delante de la gente y ver como su reino se empobrecía por culpa del resto de la estúpida nobleza. En realidad, el rey y la reina siempre fueron muy agradables, trataban a su pueblo con igualdad y exigían al resto de nobles el mismo comportamiento, cosa que ignoraban olímpicamente. Cuando me vio allí dentro realizando mis labores, empezó a decirme de todo.
- ¿Qué haces aquí, criada? Ordené que esta sala debía estar vacía-
-Tranquilo marqués, déjala terminar con su trabajo, el asunto que debemos tratar será corto-
El marqués me miró mal, se dirigió al sofá y se sentó. El príncipe hizo lo mismo, pero en el asiento de enfrente y yo decidí quedarme limpiando lo que quedaba de habitación.
-Bien, su majestad ¿De que deseaba hablar? ¿Tiene algo que ver con el compromiso con mi hija? –
Si, como el marques ha anunciado el príncipe esta prometido con la hija del marqués, si esa hija del marqués, la que liga con los amigos de su hermano cada vez que vienen, como os conté antes, es esa persona, ese tipo de chica está comprometida con el príncipe, y he oído que parece completamente enamorado, pobrecito cuando llegue el día de la boda y descubra como es en realidad.
-Voy a cancelar mi compromiso con ella-dijo el príncipe quitando la tirita de raíz
-"Pues tan enamorado no estaba"-pensé aguantándome la risa mientras me imaginaba la cara de la pequeña niñata de alta cuna cuando le dieran la noticia
- ¿Cómo que va a romper? ¿Qué ha hecho mi hija ahora para causar esto? – la cara del marqués era un poema, lo que me dificultaba aún más aguantarme la risa en ese momento tan serio
El marques como estaba sorprendido no se dio cuenta de mis esfuerzos evidentes de no reírme, pero el príncipe si me miro de reojo y sonrió de una forma seductora
-Su alteza real, no entiendo que tiene de divertido que rompa el compromiso- dijo el marques al ver la sonrisa del príncipe, yo solo sonreí también y termine de limpiar
-Marques, su alteza ya he terminado me retiro-
-La acompaño yo también he terminado de hablar, marques la solicitud de cancelación del compromiso serán enviados mañana por la mañana, tranquilícese
Se dio la vuelta y salió por la puerta dejando al marques con la boca abierta, yo salí detrás
Me estaba esperando afuera de la habitación, yo solo le hice una reverencia y continúe mi camino.
-perdona este castillo es muy grande ¿podrías indicarme la salida? -me dijo el príncipe para llamar mi atención
-claro alteza sígame-y empecé a guiarle hacia la salida en silencio
Nos faltaba poco para llegar y ninguno había dicho nada de nada, para mí era mejor así, pero para el príncipe no lo parecía tanto
-Bueno ¿podría decirme como se llama? -me pregunto el príncipe intentando romper el silencio
-Mi nombre no es importante su alteza, solo soy una simple plebeya-
-Igualmente me gustaría saberlo-insistió
-Me llamo Vivian, su alteza-el príncipe me dio una sonrisa
-Es un nombre bonito-
-Todos los nombres son bonitos a su modo, para mí, mi nombre es normal-
- ¿Eso quiere decir que mi nombre también es hermoso? –
-Eso quiere decir que yo veo que todos los nombres son hermosos, así que por lo tanto todos los nombres son normales-
-Para ti no hay nombres extraños-
-No no los hay, nombre extraño es el cual a todos nos parecería espantoso, pero siempre existirá alguien que le guste ese nombre
-Así que, si al menos le gusta un nombre horrible a una persona, ese nombre horrible se vuelve bonito y por lo tanto normal
-eso mismo alteza-
Llegamos a la entrada, los guardias me vieron con sorpresa, debido a mi uniforme de criada, mi pelo peinado y que estaba acompañando al príncipe
-Señorita, le voy a admitir algo, usted me parece realmente interesante
-No entiendo el por qué-
-no hay una razón en particular, solo es que usted me provoca curiosidad-
-entiendo, príncipe, espero que tenga un buen viaje de vuelta a palacio
Se acercó a mí, me dio un beso en la mano-le aseguro que lo tendré, madame-se dio la vuelta y se fue hacia un carruaje que estaba ahí aparcado
Mire a los guardias, Eric también estaba ahí y miraba mal el camino que había tomado el príncipe, recordé lo que me había dicho Lydia y me acerque a el
-hola sir Eric, ¿Qué tal la jornada?
Me miro con sorpresa
- E-es a mí? -me dijo tartamudeando
-Claro, sir Eric-
-Eeeh, pues ya casi termino la jornada, ha sido un día cansado-dijo con una sonrisa tímida y un poco sonrojado
-Bueno pues descanse yo me marcho ya- me di la vuelta, pero de repente sentí un ligero agarre en el brazo, me di la vuelta y Eric me soltó inmediatamente
-Perdona no estaba pensando lo que hacía, es que quería decirte…-
- ¿El que? –
-Hoy…-tomo aire y dijo rápido y sonrojado-estas muy guapa-
Me sorprendió un poco y note mi cara un poco caliente
-Muchas gracias, tú…-le miré y tenía una cara cansada de todo el día de trabajo y un sonrojo notorio-me parece que te ha dado mucho el sol y que necesitas una buena noche de sueño, buenas tardes-me di la vuelta y me fui puede escuchar las risas en la lejanía del compañero de sir Eric, no lo entiendo
Me cambie en el vestuario pensando cómo le explicaría a Lydia el día de hoy, han pasado demasiadas cosas, me cambie y salí, en la salida el compañero de sir Eric se estaba metiendo con el pude escuchar un poco de su conversación
-Date cuenta de que no se fija en ti-le dijo su compañero entre risas
-En algún momento lo hará-
-Menuda fe que tienes, te recuerdo lo que te dijo hace un rato-
-no fue ningún insulto, era una realidad-
-Ya, pero si alagas a alguien por normal la reacción de alguien que te ve como un posible amor no es esa-
-Cállate-
-Disculpen- me metí en medio- estáis en medio del camino-
Continúe mi camino hacia la muralla, cuando llegue vi a Lydia cerca de la puerta esperándome en cuanto me vio me indico que fuese allí, me dirigí a ese lugar-
-Me alegro de que ya estés, ¿ha pasado algo interesante? –
Empecé a recordar todo lo que había pasado en el día-
-Si ha sido un día "especial"-
-Quiero detalles, pero aquí no, vamos arriba-
- ¿estas segura? –
-si claro, aunque solo sea un vistazo quiero ver el exterior no puede ser tan malo como lo pintan-
-vale-
-venga vamos-Lydia empezó a andar hasta una pequeña torrecita alii nos esperaba un guapo guardia, cuando vio a Lydia una sonrisa de enamorado apareció en su rostro-
-Hola Max esta es mi amiga Vivian, Vivi él es Max-
-Buenas sir Max, gracias por el esfuerzo que hace día a día por protegernos-
-No pasa nada, es un placer conocer a la gran amiga de la que Lydia no para de hablar-
Lydia le pego un golpe en el hombro con vergüenza
-Perdona perdona, bueno ¿queréis subir? –
- Siiii -respondió Lydia con emoción
El guardia entro en la torre y nosotras le seguimos de cerca, llegamos arriba y nos paramos delante de la puerta que da al exterior de la pequeña torre
-Ahora no hay nadie, pero tener cuidado si alguien os ve salir corriendo-
-gracias, cariño, te estas arriesgando mucho por mi-
-por ti lo que sea-
Se empezaron a besar y empecé a sentirme como sujetavelas así que decidí salir yo antes, abrí la puerta y un viento frio choco contra mi piel, me acerqué al borde de la muralla y vi un paisaje excepcional
La melodía de la canción de fuera de la muralla volvió a mi mente, y empecé a preguntarme como es que conocía esa melodía si nunca antes la había oído, porque me apareció en mi sueño, mis pensamientos fueron interrumpidos por una energética Lydia
-Qué bonito es- dijo poniéndose a mi lado- y que paso que hizo que el día fuese especial-
-conocí al príncipe heredero y oí como rompía su compromiso con la hija del marqués-
-¡¡Como!! No te creo que pena yo me lo perdí-
-tranquila no paso mucho después de eso-
-pero eso ya es muy gordo-volvió a mirar al horizonte-crees que algún día saldremos de aquí? –
-no lo sé ni me importa-
-no quieres explorar lo hay allí afuera? –
-me conformo con tener una comida caliente todos los días aquí adentro-
-yo si quiero explorar y descubrir si la canción es real-
-la canción esa que según la realeza incentiva a salir fuera de la muralla-
-esa misma, hace pocos días oí de una anciana que lleva viviendo aquí desde antes de cerrarse las puertas que la canción hablaba de un ser llamado La Dama de los Espíritus, me conto que todas las almas debíamos pasar por su hogar al menos dos veces, antes de nacer y después de morir-
-quieres ir a buscarla? –
-quiero salir de aquí y vivir una aventura, y me parece que lo seria ir a buscar ese ser-
-tal vez sea un cuento de viejas-
-me arriesgare a probar si lo es o no y quiero que lo hagas conmigo-
-esto es lo único que conocemos Lydia-
-por eso mismo Vivi, tal vez ahí cosas mejores ahí fuera, tal vez mejores oportunidades-
-no lose Lydia-
-hagamos una promesa, tal vez nunca la cumplamos, pero hagámosla igual-
-dime-
-si un día salimos de aquí iremos a buscar a La Dama de los Espíritus-
-y si no salimos? –
-seguiremos con nuestro plan inicial, ahorrar para el salón de té y tener una buena vida las dos juntas-
La miré pensativa y volví a mirar hacia afuera de la muralla, no podía negar que la idea de saber lo que había allí afuera no me llamara, pero estaba segura de que nunca nos abrirían las puertas, pero mi corazón era débil ante Lydia
-Vale, lo prometo-
-toma-celebro- ya pensé que dirías que no-
Nos reímos y estuvimos un rato más allí hasta que sir Max nos dijo que teníamos que irnos, nos fuimos de la muralla, Lydia iba muy feliz, pero yo tenía una extraña sensación que perduro hasta que llegué a mi casa, por un momento me arrepentí de haber hecho esa promesa.