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Chapter 2 - Capitulo 2

No tardé mucho tiempo, recuperándome, de aquel golpe. Aquella visión, me pareció que estaba viendo, de qué era una película de terror, o un sueño. Ahora, después de qué ha pasado algún tiempo, me he dado cuenta, de que no merecía la pena, seguir llorando, por ningún hombre. Todos son iguales. O no, es así? Ahora, les veo

El apoyo de mis hijos, Luis y Marta, fueron lo más importante para seguir adelante. Al poco tiempo, los vi juntos, y no me pareció, verlos muy felices. Yo no les deseé, ningún mal, sino todo lo mejor. Así, como suena. Me preguntarán, por qué lo hice? Yo no soy, una persona rencorosa. A lo mejor, algún día, la vida, será la que se encargará, de poner a cada uno, en su sitio y recibirán, un poco de su propia medicina. No es verdad?

Fue Marta, quién me animó, a cambiar mí vida. Cómo se dice;;"al rey muerto, nuevo rey puesto". Pues eso hice yo, precisamente. Pero, a la fuerza, claro está. Por qué, digo a la fuerza? Porque Marta, cogiéndome del brazo, levantándome del sillón, me obligó a cambiarme, para salir de compras, a los grandes almacenes. Había qué cambiar, de todo. Ropa. Zapatos. Complementos. En fin, todo. Son cosas, de jóvenes, y las jovencitas, saben más que yo, de ropas, zapatos.

Tirando de mí brazo, me llevo a las tiendas de ropa de modas, y entramos, en la primera tienda, que vimos. Vi muchos, que a mí, me gustaban. Sin embargo, no a Marta.

--Venga mamá. No seas antigua.

Y no le faltaba razón. Estaba acostumbrada, a llevar ropa cómoda y clásica.

--Tienes qué lucir hermosa y joven --me decía.--sobre todo, si vas a ir a la universidad, otra vez. Serás la estudiante, más guapa, de la universidad.

Tenía razón. Y por qué, no? Yo aún era joven, y tenía que retocar mí vida. La vida sigue, y tenía que ser valiente.

En fin, como decía, a la fuerza, me llevó a los grandes almacenes, y vimos vestidos bonitos, al menos, para mí. Pero para Marta, no.

--Este no. Éste tampoco. Éste menos.

Total, que no le gustó, ninguno. Entramos, en otra tienda de modas, buscando lo mismo. Lo mismo. No le gustó, ninguno. Salomón de allí, y entramos, en otra. Nada. Seguía sin gustarle ninguno. Dios bendito!! Es que no, se cansaba, nunca?

--Marta hija, estoy cansada. Podemos volver mañana. No creés?

--No seas perezosa, mamá. Por cierto, te he inscrito, en un Gim. Pero no, vas a ir sola. Iré contigo, para que no salgas corriendo, de allí.

--Marta...-- le dije, mirándola, pero riéndonos, claro.

Me agarró del brazo, otra vez, y tirando de mí, me llevó, a la otra punta, de los grandes almacenes, para ver más tiendas de ropa de modas. Había muchos, también muy bonitos, y al final, encontramos, un vestido azul oscuro, combinado con una bonita flor, en la parte superior izquierda. Si, a mí, me gustaba. Pero ya se pueden imaginar. A ella, no le terminó de gustar. Volvimos, a buscar tiendas, y al no encontrar, lo que ella buscaba para mí, volvimos al principio, de donde empezamos. Dios bendito!! Y yo, echa polvo, del cansancio, y ella, tan fresca cómo una lechuga. Estaba deseando, que todo acabara pronto, y llegar a casa. Estaba rendida. Pero, que va. Cómo digo, a la fuerza, siguió llevándome, a buscar el vestido, que quería para mí. Y al final, le dije.

--Marta hija. Sólo voy a ir a la universidad. No a la fiesta, de graduación.

--Si. Y vas a ir, con ropa antigua?

--Lo que necesito ahora, es ir sencilla, y cómoda. Podrían pensar, que estoy provocando, al director, con ésa ropa.

--Mama, mira como eres? Deberías ser más moderna. Mujer.

Qué hija tengo. Ella quería, qué fuese joven, y yo...nada. La verdad, es que yo me resistía. No era la ropa apropiadas, para la universidad. Y ella, insistía.

En fin, acabé por rendirme, y volver a ceder, a lo que ella quería. Seguir buscando, más ropa. O sea, ropa cómoda.