— ¿Qué?
Subaru vio el aire en su línea de visión retorcerse, y no podía estar seguro, pero pensó que la habitación había perdido algo de su luz. Aparte de eso, la temperatura de la habitación, que debía estar cayendo a causa de la magia de hielo, cayó aún más. Subaru se encontró a si mismo temblando y abrazando sus hombros.
— ¿Espera? ¿Huh? Por qué estas…
— Lo siento, es solo… ¿Podrías prestarme tu hombro?
Como No-Satella empezaba a inclinarse en él, Subaru, mientras se sonrojaba, se apresuró a apoyarla. Su delgado cuerpo estaba increíblemente caliente y Subaru podía sentir su corazón corriendo por una razón completamente diferente a antes. Pero una mirada a la cara de No-Satella y cualquier idea de Subaru hubieran sido destruidas.
No-Satella estaba falta de aliento y parecía adolorida. Era como si tuviera una fiebre alta.
— ¿Qué sucedió? ¿De repente te empezaste a sentir…?
Preguntó Subaru.
— No, es el mana… Lo sabes, ¿cierto? —replicó No-Satella.
Subaru no tenía idea. Le hubiera gustado doblar sus brazos y declararlo así, en su usual manera humorística, pero ahora no parecía el momento para eso. No era el peso en los hombros de Subaru lo que le hizo decidir eso; era como la habitación entera había cambiado su atmósfera y lo que estaba sucediendo en la fuente de ese cambio.
En el centro de la habitación, Reinhard tenía su espada lista con ambas manos en una postura baja. Pero eso no era. Esa postura por su misma era algo que Reinhard había mantenido desde que la batalla inicio. Sin embargo, mientras Subaru miraba, le pareció que solo ahora, por primera vez, Reinhard estaba sosteniendo su espada preparado.
— Elsa 'La Cazadora de Intestinos' Gramhilde —dijo Elsa, lamiendo sus labios.
— Reinhard van Astrea de la línea de maestros espadachines.
Respondió Reinhard majestuosamente con un asentimiento.
La presencia de la espada de Reinhard abrumaba la habitación, y la animosidad entre Reinhard y Elsa sacudía el aire.
En este lugar, convertido en su mayoría en ruinas, una asesina de negro y un héroe ligeramente blindado se enfrentaban, y lo que chocaría seria la hoja empapada de sangre de un cuchillo contra una oxidada espada de dos manos. Pero a pesar de las fallas en el arma de un lado, Subaru contuvo el aliento. Después de declarar sus nombres, ambos iban a tratar de acabar la batalla de una vez. Subaru sintió que era testigo de un verso de una épica historia de heroísmo.
Alguien gritó. Subaru no pudo decir si fue Elsa, o Reinhard, o incluso él mismo, pero una brillante luz destruyó el techo de la bodega de botines y lo atravesó, cortando el espacio entero en dos mitades.
Subaru no pudo evitar sentir que el mundo entero había cambiado mientras la inmensa luz llenaba la habitación y blanqueaba todo en un instante. Mientras se aclaraba la luz, el mundo era sujeto a otro cambio repentino, mientras el espacio desplazado trataba de regresar a donde había estado antes.
El aire era distorsionado mientras olas residuales del ataque barrían la habitación y causaban fuertes ráfagas, girando de vuelta al centro de la habitación. Junto con esas ráfagas, objetos robados, muebles, e incluso materiales de la estructura del edificio eran jalados.
Subaru desesperadamente trató de proteger a No-Satella y Rom de esta tormenta de daño colateral.
— ¿Qué es…? ¡H-hey! ¡¡Hey!!"
Subaru realmente no podía explicar cómo estaba sucediendo todo esto, pero sabía quién lo causó.
El 'Maestro Espadachín' había, con todo su poder, balanceado su espada. Una vez. Solo una vez, y este era el resultado.
Subaru siguió gritando, tratando de atravesar el dolor y el viento, mientras finalmente, la tormenta perdía su fuerza y varios objetos caían al suelo como señal de su final, junto al coro de chirriantes sonidos secos del edificio.
Subaru arrojó lo que quedaba de un objeto tipo pergamino que había caído en su cabeza y comprobó de Rom y No-Satella estuvieran bien. Parecía que la cubierta de Subaru no fue completamente suficiente, como Rom parecía cubierto en leche y otras cosas, pero Subaru pensó que merecía ser cortado un poco.
— ¿Qué quieres decir con 'Luchar contra monstruos es mi especialidad'? ¡Tú mismo eres suficientemente un monstruo!
Gritó Subaru.
— Incluso yo me ofendo si dices cosas como esa, Subaru.
Replicó Reinhard, la causa raíz de toda esta destrucción, con una sonrisa débil mientras las ráfagas de viento soplaban su ardiente cabello rojo.
Después de todo esto, incluso Reinhard tenía gotas de sudor formadas en su cara, y en sus manos…
— Lo siento por presionarte tanto. Descansa bien.
… su espada de dos manos se desintegró. Algo de tal pobre manufactura no podía soportar siquiera un verdadero balanceo de Reinhard. El golpe era suficiente para hacer que el acero de la espada se pudriría, así que en cuanto a Elsa…
— Olvida un cadáver, no veo ni rastro de ella… ¿Todo esto de solo uno de los balanceos de tu espada?
En el camino del ataque de Reinhard, que parecía romper a través de la misma fabrica del mundo, no había absolutamente nada. En la destrucción, el mostrados al lado de la entrada de la bodega fue volado completamente con todas sus sillas y las ondas residuales de daño se extendieron al espacio abierto. Las resultantes ráfagas de viento arruinaron los apoyos del edificio, y parecía listo para colapsar en cualquier momento.
El espacio donde Elsa había estado parada estaba por supuesto dentro del rango del ataque de Reinhard y su alta figura de negro no podía ser vista por ningún lugar.
— Pero entonces, eso significa… —dijo Subaru, estirando su rígido cuerpo y respirando un gran suspiro de alivio.
Aun incapaz de creer lo que sucedió, Subaru se giró para mirar a la chica de cabello plateado aun inclinada contra él. La respiración de No-Satella aún era superficial, pero cuando vio a Subaru mirándola volvió sus ojos violetas hacia él.
— ¿Terminó…? —preguntó débilmente.
— Sí… En el verdadero sentido de la palabra, parece que así es.
Dijo Subaru, ayudándola a pararse.
No-Satella corrió sus dedos a través de su propio cabello, y con pasos aun inciertos, se apartó de Subaru, mientras Subaru miraba.
— ¿Por qué me miras así? Eso es maleducado de tu parte —dijo ella.
— Tus miembros aún están pegados a tu cuerpo, ¿verdad?
—… ¿Por qué no lo estarían? ¿Podrías por favor no decir algo tan siniestro? —dijo No-Satella, no entendiendo lo que Subaru trataba de decir.
Mientras No-Satella miraba a Subaru con una mirada molesta, Subaru le elevó los pulgares y sonrió.
— Es cierto. Quiero decir, eso tiene perfecto sentido. ¡Yo, yo mismo, tengo todos mis miembros; no tengo un cuchillo clavado en mi espalda o un agujero en mi estómago!
— Por la manera que dices eso, suena como si ya hubieras experimentado todo eso una vez.
Bueno… lo había.
A causa de la inutilidad de Subaru, No-Satella había sido asesinada, Rom perdió su brazo y su cabeza, y Felt también fue cortada.
— Ahora que lo pienso, Reinhard, aun no te he agradecido. Realmente nos salvaste. También lo que pasó en el callejón… ¿Escuchaste los gritos de mi corazón o algo, amigo mío?
— Bueno, ciertamente estaría orgulloso de mi mismo si pudiera hacer eso, amigo —replicó Reinhard relajando sus hombros, parecía lamentarlo. Con su barbilla, apuntó hacia la entrada de la bodega de botines. Mientras Subaru lo seguía con sus ojos…
— Oh hey —dijo Subaru cuando vio a la persona allí, sintiendo su boca formar una inesperada sonrisa.
En la entrada de la bodega de botines, que a este punto había sido bastante destruida, estaba una pequeña chica rubia con un diente canino sobresaliendo de su boca, escondiéndose en la sombra de uno de los pocos pilares que aún estaba en pie.
— Esa chica de allí estaba corriendo frenéticamente por la calle, donde me pidió ayuda. La única razón por la que vine fue a causa de ella. Después de eso, solo estaba haciendo mi trabajo como caballero.
— ¿Adular edificios viejos es parte de la descripción de tu trabajo?
— ¿No crees que eso es un poco rudo, Subaru? —dijo Reinhard, estremeciéndose y poniendo su mano sobre su pecho.
A pesar de haberse encargado de tanta destrucción, el hecho de que aun actuaba amigable con Subaru como lo había hecho antes era aterrador por sí mismo.
— Eso…
No-Satella, aun tratando de reganar su posición, había notado a Felt.
Subaru se puso entre ellas, corriendo en defensa de Felt.
— Espera un minuto. Si ella llamó a Reinhard por ayuda, ambos probablemente no estaríamos aquí ahora. Por mi bien deja pasar sus crímenes y por favor no la conviertas en una estatua de hielo.
— ¡No iba a hacer eso! ¿Y a qué te refieres 'por tu bien'?
No-Satella pasó sus dedos sobre sus cejas, pareciendo cansada.
Incluso en esa acción de ella, Subaru fue capaz de encontrar felicidad de alguna manera.
Ya que todos estaban vivos, podían estar bromeando.
— ¡Supongo que ahora todo depende de mis habilidades de negociante… lo que es algo en lo que nunca quise poner mi esperanza!
— ¿Qué sucede contigo de repente? La manera en que estás agitándote por cosas como esta es realmente lamentable.
En respuesta a las palabras de No-Satella, Subaru puso su mano sobre su pecho imitando la acción previa de Reinhard. Por supuesto, no parecía remotamente tan genial y digna cuando la hizo.
Mientras Reinhard veía las payasadas de Subaru, sonrió. Alzó una mano hacia Felt, que estaba mirando a todos y empezó a caminar hacia ella.
Subaru miró destre atrás la galante figura de Reinhard mientras caminaba hacia Felt, y ni siquiera podía sentir envidia de él. Subaru solo podía encogerse de hombros y pensar que esta era la diferencia entre alguien que lo tenía todo y alguien que no.
Incluso mientras Felt era precavida, tal vez porque estaba sintiendo gratitud de que había venido a salvar a todos, Felt no trato de escapar mientras Reinhard se acercaba. Viendo a los dos, Subaru sintió que quería sonreír, cuando…
— ¡Subaru!
… Reinhard repentinamente se volvió hacia él y gritó, y Subaru notó que no habían escapado del peligro aún.
Residuos del edificio había sido arrojados y bajo ellos había una sombra negra. La sombra negras, con cabello negro volando tras de ella y sangre goteando de ahí, pateó firmemente el suelo y aceleró. Agarrando la espada que estaba doblada fuera de forma, una sangrienta Elsa sin palabras corrió hacia Subaru.
— ¡Ya es suficiente…!
Después de alguna manera sobrevivir el increíble golpe de Reinhard, los asesinos ojos de Elsa estaban llenos de oscuridad. La intención asesina que liberaba era más grande que las anteriores y envió escalofríos a la espalda de Subaru.
Solo serían segundos antes de que estuviera lo suficientemente cerca para golpear y en ese poco tiempo, Subaru puso a correr sus pensamientos.
Un instante y todo habría terminado. Elsa cortaba todo de un golpe. Reinhard no lo haría a tiempo. Si Subaru detenía a Elsa esta vez, Reinhard podría encargarse del resto. No-Satella ni siquiera tuvo tiempo para volverse.
¿Cuál era el objetivo esta vez? Subaru había experimentado esto dos veces antes, dos muertes, el miedo y el dolor. La protegería la tercera vez.
¡¡Protege a la chica!!
— ¡¡Está apuntando a tu estomago!!
Subaru empujó a No-Satella fuera del camino, y usando el garrote de antes aun en sus manos, protegió su propio estómago mientras el golpe de Elsa colisionaba con él.
El corte horizontal se sintió menos como un corte y más como ser golpeado por un objeto pesado. La fuerza de la colisión empujó a Subaru al aire y sintió que el mundo giraba 180 grados mientras vomitaba sangre. No era solo su visión sino su cuerpo entero lo que giraba.
Inseguro de que tan lejos había sido enviado, Subaru golpeó la pared, incapaz de sostenerse.
— Ahí tienes, metiéndote en mi camino de nue… —escupió Elsa, chasqueando la lengua mientras veía volar a Subaru.
— ¡Es suficiente, Elsa!
Como Reinhard llegó corriendo, Elsa entendió que no había más medios de continuar con la pelea. Le arrojó su cuchillo a Reinhard, que había sido doblado completamente en el último ataque que Subaru tomó. Su puntería falló, pero el tiro tuvo éxito en llamar la atención de Reinhard lejos de ella, y eso fue suficiente.
— ¡Un día, abriré el estómago de todos aquí, así que cuiden sus intestinos hasta entonces! —gritó, usando parte del edificio derrumbado para saltar hacia el techo.
No parecía posible perseguirla mientras saltaba ligeramente de techo en techo mientras escapaba.
Reinhard, que no estaba interesado en perseguir esta pelea más lejos, no corrió tras ella.
Después de ver marchar a Elsa, corrió hacia la chica de cabello plateado.
— ¿Estás bien?
— ¡Estoy perfectamente bien! ¡¿No lo puedes ver?! En vez de preocuparte por mí, deberías preocuparte por… —gritó No-Satella, antes de correr hacia la pared con sus pasos inestables donde Subaru había colapsado de cabeza.
— ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué estabas pensando?!
— Ugghh… Oh… No es gran cosa… Si hubo un tiempo para actuar antes de pensar era ese, ¿no crees? Soy el único que se podía mover y fui capaz de suponer rápidamente donde iba a atacar —dijo Subaru, alzándole una mano a No-Satella mientras caminaba hacia él y usando la otra para tocar cuidadosamente su blando estómago. Estaba inmensamente raspado y todo bajo su ropa mientras la subía estaba morado.
— Ugh… —dijo Subaru, disgustado por la manera en que se veía, antes de girarse y levantarse.
— Ahora se ha ido, ¿verdad?
— Lo siento, Subaru. Todo es mi culpa por bajar la guardia. Si no hubieras estado ahí hubiéramos estado en problemas. Se esa persona se hubiera herido, entonces…
— ¡Para para para para! ¡No lo digas! ¡No lo digas! ¡Te prohíbo hablar más que eso! Vas a robar mi rayo —dijo Subaru a Reinhard mientras trataba de disculparse y le sonrió cuando se calló.
Después de eso, Subaru lentamente se giró para mirar a la chica de cabello plateado que lo miraba. Se puso nerviosa y se paró junto a él. Estaban dos pasos lejos del otro. Si Subaru alzaba la mano, la tocaría. Había sido un largo tiempo y Subaru se detuvo a pensar en todo lo que había pasado para que llegara aquí.
Mientras Subaru cerró sus ojos en silencio, la chica parecía que quería decir algo, pero antes de abrir la boca, Subaru apuntó con su dedo a los cielos.
Con su mano izquierda en su cadera y su derecha apuntando al aire, Subaru ignoró las sorprendidas miradas que venían de alrededor suyo, y declaró en voz alta:
— ¡Mi nombre es Subaru Natsuki! ¡Sé que hay una tonelada de cosas que quieres preguntar, pero antes de todo eso déjame confirmar solo una cosa!
— ¿Q-qué…?
— Totalmente te salvé la vida de esa terrible arma justo ahora, ¿verdad? ¿Estamos okay hasta ahora?
— ¿O…kay?
— Significa que todo está bien. Así que, ¿estamos okay?
Subaru usó su parte superior del cuerpo para formar una O y una K y la chica de cabello plateado ante él parecía retorcerse un poro, replicó.
— O-okay…
— ¡Soy la persona que salvó tu vida! ¡Tu salvador! Ahora eres la heroína que salvé. ¿No crees que debería obtener algún tipo de recompensa? ¡¿No lo crees?!
—… Entiendo. Aunque, solo si es algo que soy capaz de hacer.
— ¡Siempre que entiendas! ¡Ahora solo tengo uno, un solo pedido para ti!
Subaru puso su dedo en frente de él para enfatizar el punto.
Mientras la chica parecía un poco preocupada en respuesta, pereció encontrar su determinación y asintió firmemente.
— Así que mi deseo es…
— Sigue.
Subaru sonrió, mostrando sus dientes, entonces chasqueó sus dedos y alzó los pulgares, poniendo una pose.
—… Quiero que me digas tu nombre.
Los ojos de la chica se abrieron con sorpresa, y un momento de silencio cayó sobre los dos. La mirada de Subaru no vacilaría, y miró a la chica de cabello plateado ante él directo a los ojos.
La chica entonces puso su mano sobre su boca y empezó a reír, con sus blancas mejillas sonrojándose y su cabello plateado balanceándose detrás de ella mientras sonreía.
Esa sonrisa suya no era de resignación, o una sonrisa falsa. No era una sonrisa trágica, tampoco. Simplemente estaba sonriendo porque estaba feliz. Eso era todo.
—…Emilia —dijo, riendo.
—…
Escuchando esa simple respuesta, Subaru tomó un pequeño respiro y entonces exhaló.
En respuesta la chica se enderezo, puso un dedo en sus labios, y sonrió en una manera burlona.
— Mi nombre es Emilia. Solo Emilia. Gracias Subaru. Gracias por salvarme —dijo Emilia, sacando su mano.
Mirando esa mano, Subaru vacilantemente la tomó en la suya. Sus dedos y muñeca eran delgados y su palma era pequeña, y su mano era muy caliente. Era una mano viva, con sangre recorriéndola.
… Gracias por salvarme.
Subaru quería decirle lo mismo. Ella era la que lo había salvado primero. Con esto, finalmente le había repagado, después de morir tres veces por las heridas de espada para llegar aquí.
Después de todo el dolor y sufrimiento, después de toda esa lucha con todo lo que tenía, su premio era su nombre y una sonrisa.
Ahh…
— Vaya, eso no lo valió todo —dijo Subaru, sonriendo mientras agarraba la mano de Emilia.