Ploc, ploc, ploc, sonaba un golpeteo a un teclado en un apartamento con decoración poco llamativa. En la sala de estudio, un joven está terminando de escribir en su ordenador. De pronto, los sonidos de glopeteo en el teclado se detienen. Así, un gran suspiro se puede escuchar en todo el lugar.
- ¡Finalmente!, siete años de duro trabajo terminados – dice el joven mientras miraba reflexivamente. En medio de ese trance, el joven murmura – ha pasado demasiado...
En mi adolescencia me gustaba mucho el cine, las series y los libros, como a muchas otras personas. Con el tiempo, empecé a sentir cada vez más atracción por las historias día tras día. Viajaba por medio de narrativas de todo tipo de géneros, me emocionaban bastante, al punto de querer que fuesen más que una fantasía. Sin embargo, en algún momento me volví más crítico sobre el desarrollo de los personajes, sus valores y principios, el acontecimiento de sucesos, entre otros aspectos de las historias. Así, por mucho que me gustara una, yo encontraba algo que criticar.
Alrededor de mis 15 años, decidí escribir un texto narrativo. Esto se debe a que yo estaba insatisfecho con las historias que veía en todo tipo de contenido. Entonces, me di cuenta de lo difícil que era hacerlo. Ni siquiera hablar de la creación del argumento, incluso motivarse para iniciar ya me resultaba difícil. Así, me rendí poco después de empezar.
Una noche tuve un sueño asombroso sobre un mundo fantástico. En aquel tiempo yo me sorprendí ya que, en el sueño, yo no tenía cuerpo y solo podía observar. Entonces, a la siguiente noche volví a soñar con ese lugar, pero veía vidas de diferentes personas. Esto continuó los siguientes días. Para esa época, yo disfrutaba bastante dormir. Lo que soñaba, a pesar de no ser narrativas completas, eran historias demasiado fantásticas. Yo observaba costumbres diferentes, cosas mágicas, a veces incomprensibles, pero emocionantes y, sobre todo, me satisfacían demasiado.
Todo lo que inicia debe terminar. Así, mis sueños no fueron una excepción y en algún punto se detuvieron. No duraron demasiado como para llamarlo un tiempo largo, pero si lo suficiente para no ser corto. Por lo tanto, me sentí extraño y triste cuando dejé de soñar.
Me sentía demasiado aburrido. Las historias que veía en diferentes tipos de contenido me eran insuficientes. Ahora mi único pasatiempo ya no tenía sentido. Yo no encontraba nada que pudiera despertar mi atención y hacerme disfrutarlo. En eso, estaba completamente perdido sobre qué hacer.
La emoción que tuve por una historia se fue con esos sueños. Sin embargo, me dio la inspiración y motivación que necesitaba. Por ende, en un formato similar a una ciber serie, comencé a escribir la historia a partir de los sueños que había estado experimentando y la desarrollé desde ahí. Así, terminé pasando la mayor parte de mi tiempo libre escribiendo.
Escogí la ciber serie porque pasaba bastante tiempo leyendo este tipo de contenido. Pensé que como yo tenía otras obligaciones que cumplir, podría ser una buena forma, ya que el tiempo era flexible y también me obligaba a continuar la historia de manera regular. Esto para evitar volver a rendirme al escribir una historia.
Al inicio no tenía muchos lectores, pero disfrutaba ver el resultado de lo que escribía. Era la primera vez que hacía algo que no fuese porque me lo imponían, sino por iniciativa propia. De algún modo, me hizo sentir mayor. Es un sentimiento bastante agradable. Por eso, pude seguir escribiendo la historia, aunque mis sueños solo sirvieran como punto de partida.
No mucho después, la historia ganó algo de reconocimiento y recibía bastantes comentarios favorables. Para mí, eso fue gratificante y me animó bastante. Mientras seguía escribiendo, tuve momentos con dificultad para saber cómo continuar. Cuando ingresé a la universidad, pensé en dejar de escribir porque era agotador. No obstante, al ver los comentarios de los lectores, decidí seguir. A pesar de todo, logré concluir la historia que pensé satisfacería la afición que tenía por las narrativas.
En este momento, no me siento tan satisfecho como debería. Es verdad que no soy el escritor más talentoso, ni siquiera sé si tengo talento. No obstante, creí que al menos la historia que escribiera me dejaría satisfecho. Contrario a lo esperado, me siento vacío y un poco desilusionado. Esto se debe a que me di cuenta de algo importante.
Me levanto del escritorio y salgo al balcón. En este momento, puedo ver las luces de la ciudad, por otro lado, son esas luces las que ciegan mi vista del cielo y apenas me permiten ver pocos cuerpos celestes.
Una vez estuve en el campo de vacaciones, allí el cielo nocturno era una completa maravilla. También, he escuchado que, en zonas con costa al mar, las estrellas nocturnas brillan asombrosamente. Me gustaría ver eso alguna vez.
Mientras miro el cielo, creo ver una estrella fugaz. Me siento muy sorprendido, puesto que en las películas las muestran tantas veces, pero realmente jamás había observado una. Entonces, decidí pedir un deseo.
Yo quisiera que el mundo de la historia que escribí los últimos siete años cobrara vida, quiero que ese mundo exista porque esa cosa importante que siempre anhelaba y las narrativas no lograban llegar a dar era convertir la historia en una realidad, que no hubiera una mano que guiara al mundo.
El que disfrutara mis sueños, por extraño que parezca, era ese sentido de realidad, donde las cosas no se guiaban por el creador de la historia y se quedaban en la imaginación. Podrían hacer películas, series, libros, pero aún me parecerían poco reales. Es como pensar en la película que más te gusta o la mejor comida que puedas visualizar, y comparar esa imaginación con lo que realmente existe. Como lo que existe es real, resulta ser mejor, ya sabes, no se puede comer un pensamiento. Por eso, siempre faltó algo para ser mejor tanto en las historias que leía como las que escribía.
Soy muy consciente de que las historias no son reales. No obstante, en mi corazón, aún tengo ese anhelo por la realidad que no es posible, por experimentar ese mundo diferente. Por eso, aunque no es real, en alguna parte de mi corazón, me siento decepcionado con lo que escribí.
La realidad es impredecible, pero con mis propias manos, dañé el mundo de mis sueños. Transforme esa realidad en una imaginación guiada por mis manos, al escribir en un ordenador la historia que consideraba que deseaba. Ahora me percato que erré y estoy muy dolido.
Una leve lágrima cae por la mejilla de mi rostro. Yo no sabía que una afición de joven podía convertirse en algo tan importante. Pensé que ya era lo suficientemente maduro, pero aún sueño con cosas de niños.
- ¿Cómo puedo a mis veintidós años querer que una historia ficticia sea real?
La desilusión de la que apenas puedo ser consciente de su causa explota como desgarrador porque se acumula mucho tiempo. Se que puede parecer ridículo, pero el valor de lo que es importante para cada uno es subjetivo. Además, depende de la perspectiva que le des a cada cosa, lo que podrás ver sore ella y, por consiguiente, lo valioso que será. Así, al ver desde mi perspectiva, resulta que era una gran parte de mi cuya importancia apenas consigo reconocer.
Yo me equivoque por mi falta de comprensión sobre mí mismo. No sabía lo que quería y ahora me doy cuenta. Por eso, al ver esa estrella fugaz, busco un consuelo para descargar y aliviar este dolor que siento.
Mis pensamientos fluyen en un instante. Entonces, sin dudarlo digo en voz - ¡Desearía que el mundo de mi historia fuera real más allá del guion que preparé desde que dejé de relatar lo poco que soñé y robé la realidad de la historia! - Así, yo deseé a la estrella fugaz que el mundo que había experimentado en sueños, del que escribí e hice una historia fuese real.
El cielo vuelve a estar oscurecido por las luces de la ciudad, mientras que la estrella fugaz se ha desvanecido. De algún modo, me siento reconfortado. Entonces, me dirijo a mi habitación y me acuesto a dormir. Quizás por fatiga mental o porque es demasiado tarde me duermo tan pronto como recuesto mi cabeza en la almohada con solo la sensación de que es muy cómodo.
- ¡Uaaaaah! - con un gran bostezo me siento en la cama, mientras me despierto y observo mi entorno en un estado que pronto pasa de somnoliento a completamente en alerta - ¡¿Qué está pasando?!
Lo que veo es un entorno completamente oscuro y, lo que pensé que era mi cama, es parte de la profunda ausencia de luz. De pronto, veo un pequeño centelleo que rápidamente crece hasta envolverme completamente. Finalmente, pierdo todo sentido de conciencia.