—Un lugar muy lejano... —Los ojos de Su Jin'er brillaban. Aunque le resultaba difícil creerlo, ese lugar era real y Su Ping había estado allí.
El esqueleto sentado en el trono de huesos que había visto antes la había aterrorizado. ¡Sintió que estaba observando a un Celestial! ¡Era aún más aterrador que un experto del Estado Celestial! Su Jin'er ya no se atrevía a pensar en ello. ¿Realmente existen criaturas más horripilantes que los Celestiales en este universo? Si es así, la Federación está en grave peligro.
Ella miró a Su Ping con vigilancia. Pensó que se había ocultado bien y que tenía muchas cartas bajo la manga. Sin embargo, este chico que había surgido de la nada resultó ser incluso más aterrador que ella. Por eso estaba especulando que un Celestial era el respaldo de Su Ping. ¿Cómo podría Su Ping haber sobrevivido a tan espeluznante encuentro en el templo de bronce, si no tuviera la protección de alguien en el Estado Celestial?