Su Ping entrecerró ligeramente sus ojos. El extraño espejo le daba una sensación vacía, como si fuera una sombra; se podía ver, pero no tocar.
—¡Misterios del espejo! —El joven de la túnica púrpura ya no tenía ánimos de hacer comentarios arrogantes. Se sentía terrible puesto que se vio obligado a usar este tesoro definitivo; no se sentiría feliz incluso si Su Ping muriera.
Un aire negro surgió en el marco del espejo cuando lo liberó, que luego se movió hacia su parte trasera. Entonces, penetró el espejo y se reunía frente a él en forma de una niebla negra.
En solo un segundo, la niebla negra se condensó y formó un dragón horripilante, cuya piel y escamas se revelaron gradualmente. Se veía idéntico a Su Ping.
Todo el mundo estaba impactado.