—Señor, he esperado varios días para poder conocerle, pero hay demasiados clientes en su lugar. Tuve que violar su regla y decidí venir aquí presuntuosamente —Pablo se volvió bastante respetuoso.
Solo podía considerar a Su Ping como el maestro entrenador puesto que este había admitido ser el único entrenador en la tienda.
Llegó varios días antes y desde entonces había estado esperando para mostrar su respeto y modestia.
Sin embargo, tardó demasiado en decidirse a visitar a Su Ping, y probablemente tendría que esperar otro mes para conocerlo.
—¿Ha venido para iluminarme? —preguntó Su Ping.
Miró la interminable cola fuera de la tienda.
Ya no tenía que preocuparse por la falta de clientes; su única preocupación era aprovechar el día y hacer todo lo posible para entrenar más mascotas.
Cuanto más rápido entrenase a las mascotas, más dinero podría ganar.