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—De acuerdo —Su Ping aceptó rápidamente la propuesta.
Aunque realmente no le interesaba el círculo, sí vio el arrepentimiento en los ojos del joven de cabello rojo. El chico no estaba tan arrepentido cuando tuvo que regalar activos por valor de billones.
—¡Quiero todo aquello que renuncias a regalar!
Además, el círculo podría ser útil también. La gente de ese círculo podrían ser clientes potenciales una vez que él criara su primer lote de mascotas del Estado Estelar.
El joven contuvo su arrepentimiento, viendo que Su Ping aceptó. Dijo con prudencia:
—Eso es todo lo que tengo. ¿Puedes perdonar mi vida ahora?
Su Ping frunció el ceño e hizo como que pensaba detenidamente.
—¡No tengo nada más! —suplicó el joven de cabello rojo cuando vio que Su Ping estaba en silencio.
Nadie estaba cerca en ese momento para presenciar cómo rogaba.
¡No era exactamente humillante si nadie estaba allí para verlo!
