Todos estaban emocionados por la noticia de que todos los dragones eran Clase A.
Miraban a Su Ping de otra manera; sus ojos estaban llenos de shock y pasión, ¡como si fuera un tesoro raro!
—¡Sí, sí, me gustaría entrenarlos, jefe! —dijo el hombre al frente de la cola una vez que recobró el sentido, asintiendo rápidamente como un pequeño pollo picoteando.
—¿Qué mascota piensas entrenar? —Su Ping parecía muy calmado.
Su exitosa operación en el Planeta Azul le había asegurado que el negocio en su tienda florecería mientras obtuviera suficiente popularidad. Estaba bastante seguro de los criterios del sistema y de su entrenamiento, o más bien, de sus habilidades para torturar.
—Ballena Karo —respondió rápidamente el joven. Agregó:
— Está en la fase avanzada del estado Oceánico. Es bastante tímida...
Estaba a punto de continuar presentando a su mascota.
—¿Quieres entrenamiento normal o entrenamiento profesional? —Su Ping lo interrumpió y preguntó.