—¡Despiadado y brutal!
Su Ping no tuvo oportunidad de defenderse contra los rayos —únicamente pudo utilizar su determinación y fuerza de voluntad.
—¡Boom!
¡¡Boom!!
Cada segundo, los rayos que emergían de la nube de truenos se volvían más feroces y gruesos —estaban a punto de exterminar a toda criatura viva.
—Con un estruendo, Su Ping enfrentó otro rayo —su cuerpo desgarrado y destrozado colapsó de inmediato. Alrededor de él se levantaba una especie de neblina, causada por la vaporización de su propia sangre por la alta temperatura.
—Se desplomó del cielo, parecido a una piedra inmóvil manchada de sangre.
—Perdió la consciencia.
—¡Resurrección!
Justo cuando la oscuridad se acercaba a él, Su Ping había ordenado su propio retorno.
A su vista apareció la luz —Su Ping abrió los ojos y, lo primero que hizo, fue ordenar al Sabueso Dragón Oscuro y al Dragón Inferno dirigirse hacia los rayos.